Alejandro Otero (1921–90), el conocido pintor y escultor venezolano, no sólo jugó un papel fundamental en la introducción en Venezuela de la abstracción geométrica, sino que llevó adelante importante labor teórica y docente, permitiéndole difundir dicha axiología en torno al desarrollo e implementación de sus valores estéticos. El texto del crítico Juan Calzadilla (n. 1931) observa esta particularidad de Otero y, en especial, en su faceta pedagógica. Es de suma importancia en el texto la reivindicación tanto de la figura de Antonio Edmundo Monsanto, director de la EAPA (Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas), como del papel protagónico de su método para la comprensión axiológica del arte moderno en la generación de Otero. A partir de ello, es posible comprender la razón por la cual muchos otros coterráneos en París (además de Otero) asumieron el camino de la abstracción en defensa de las vanguardias frente al posimpresionismo de la EAPA de Caracas. Igualmente, el autor aporta información sobre la labor difusora de conocimiento vía Otero, acometida más allá de las aulas, la cual se materializó en diversos escenarios y a través de distintos recursos de comunicación (debates en la prensa, cursos, revistas, artículos teóricos y conferencias). La visión de conjunto de dicha tarea confirma su férrea voluntad en comprometer el arte con todos los demás ámbitos de la vida. Finalmente, Calzadilla señala un núcleo documental de gran valor: las lecciones del Curso de Apreciación Artística (1957), diseñado por Otero. En este sentido, el texto explora posibilidades de expansión del proyecto moderno y el modo en que los contenidos abordados por el curso reflejan las inquietudes artísticas de Otero, en materia de teoría y de recursos expresivos. A su manera, esta enseñanza del arte moderno constituye, también, algo que prefigura ya su obra posterior, así como aquellos compromisos que materializó a escala cívica.
[Para otros textos críticos sobre la obra de Otero, consulte en el archivo digital ICAA de J. R. Guillent Pérez (otro miembro de Los Disidentes) “Realidad e irrealidad. El postigo de Alejandro Otero” (doc. no. 1172158); el ensayo de Guillermo Meneses “La exposición de Alejandro Otero Rodríguez” (doc. no. 1097092); de Roberto Guevara “La vertical vibrante de Maracay, 1968” (doc. no. 1168201); el texto de François Sego del catálogo de la exposición Alejandro Otero (1949) (doc. no. 850732); el ensayo del periodista Héctor Mujica “La nueva plástica venezolana” (doc. no. 850512); los textos de María Elena Ramos “Alejandro Otero, permaneciendo. Retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo” (doc. no. 1172282) y “Alejandro Otero: indagar en las estructuras de la realidad” (doc. no. 1167733); el análisis de Ernesto Guevara “Sólo quisiera ser puntual. El tiempo en la pintura de Alejandro Otero” (doc. no. 1163813); el ensayo de Damián Bayón “El espacio dinámico en la obra de Alejandro Otero” (doc. no. 1167828); el otro texto de Calzadilla en torno a su obra “Exposiciones en Caracas: Alejandro Otero - Galería Mendoza” (doc. no 1172174); el artículo de Miguel Otero Silva “Sobre unas declaraciones disidentes del pintor Alejandro Otero Rodríguez” (doc. no. 813737); la reseña de José Ratto-Ciarlo “En pro y en contra de Alejandro Otero” (doc. no. 850770); y de Juan Carlos Palenzuela “Una conciencia de arte latinoamericano” (doc. no. 1163142)].