Adolfo Wilson traza en su crítica la trayectoria de Jacobo Borges entre dos décadas: los años sesenta y los ochenta. Comenta las obras más significativas del artista plástico durante ese período. Wilson analiza su producción como si fuera la formulación de un humanismo, el cual fue desplazándose desde lo concreto y material hasta lo espiritual y simbólico, procurando revelar así las claves de la existencia humana. De esta manera, en los sesenta, las obras de Borges eran expresionistas con un alto sentido crítico sobre los vicios del hombre, cuadros en los que Borges alternaba paráfrasis o recreaciones de piezas de artistas del pasado. Su participación en la experiencia multimedia Imagen de Caracas influyó notoriamente en la obra producida a inicios de los setenta, en la que incorpora imágenes fotográficas y estereotipos publicitarios, y donde ofrece un tratamiento significativo del espacio. Posteriormente, la obra de Borges pasa a expresar preocupaciones sobre las nociones de tiempo y de espacio, a las que se suman otros aspectos inherentes a la condición humana: el inconsciente, los sueños y la memoria colectiva. Ya en los ochenta, su proyecto pictórico adquiere una dimensión simbolista, con elevados grados de abstracción y subjetividad, ambos siendo expresión de una realidad intimista.

El texto del crítico y curador Adolfo Wilson establece nociones fundamentales de la obra de Jacobo Borges, constantes a todo lo largo de su extensa trayectoria artística y presentes en la variedad de medios cultivados por el pintor venezolano. A la par, el crítico menciona, describe y analiza las más emblemáticas obras de Borges, panorama con el que brinda una síntesis completa de los principales intereses, especialmente referidos a lo conceptual e ideológico, asuntos que desarrolló el artista durante más de veinte años.

La evolución de la obra de Borges, a juicio de Wilson, se modela según el conocimiento que adquiere sobre el hombre. El crítico aprecia su producción pictórica como el espacio donde se plantean interrogantes y se responde a la problemática de la existencia humana; trátase de un lugar para exponer los dilemas más concretos y visibles de lo social, lo político y lo moral, hasta las dimensiones (espirituales, metafóricas, inconscientes y simbólicas) de la realidad. Aunque Wilson no explica el título de su ensayo, se puede deducir —por el desarrollo del texto— que considera como “hermenéutica de la realidad” la exposición de claves ofrecidas por Borges en su obra (netamente humanística) procurando siempre descifrar las incógnitas de la realidad humana.

[Véase al respecto de su obra, en el archivo digital ICAA, los siguientes textos: del escritor Julio Cortázar, “Reunión con un círculo rojo” (doc. no. 1060457); del crítico Carter Ratcliff, “On the paintings of Jacobo Borges” (doc. no. 1060564); de Donald Kuspit, “Jacobo Borges’s creation of potential space” (doc. no. 1060608); de Perán Erminy, “Una exposición de obras de Jacobo Borges” (doc. no. 1060424); de Inocente Palacios, “Jacobo Borges” (doc. no. 1060361); y de Roberto Guevara, (sin título) [“Un día el poeta sentó la belleza en sus rodillas…”] (doc. no. 1060477). Constan, además, el ensayo de la historiadora Berta Taracena, “Jacobo Borges en México” (doc. no. 1063795); la reseña periodística de Elizabeth Pérez Luna, “Jacobo Borges: La pasión de la identidad” (doc. no. 1063714); amén de las diversas entrevistas con Lenelina Delgado “Somos una ficción” (doc. no. 1063831); con Armando J. Florez y Aliana González, “El artista debe superar las limitaciones de las ideologías: Jacobo Borges en Nueva York” (doc. no. 1065435); y con José Colin, “Entre la acción colectiva y la búsqueda individual: Jacobo Borges” (doc. no. 1063769). El crítico Juan Calzadilla escribió dos textos sobre el artista, tanto “Presentación” (doc. no. 1060392) como (sin título) [“Hasta ahora lo que entre nosotros se había llamado…”] (doc. no. 1060684)].