La historiadora cubana Adelaida de Juan informa sobre las transformaciones y logros tanto del arte como de las políticas en torno al mismo surgidos y sustentados a partir de 1959 con la Revolución cubana. Hace referencia a artistas ya consagrados que han dado un vuelco en su obra; nombra y comenta sobre artistas de cada generación, sus particularidades y características, sus obras y exposiciones, llegando hasta el Salón Permanente de Jóvenes de 1977. Adelaida de Juan destaca, como elementos distintivos de la plástica cubana revolucionaria, una vuelta a la realidad y una figuración con propósitos y actitudes diferentes a la Nueva Figuración que surge paralelamente en otros países de América Latina, y subraya, para ello, tanto los proyectos multidisciplinarios y de integración de las artes como el desarrollo de las artes gráficas y la cartelística. Señala el año de 1968 como aquel que marca la madurez de la plástica cubana.

El texto de la historiadora y crítica cubana de arte Adelaida de Juan (n. 1931) constituye una suerte de informe de corte propagandístico, por medio del cual transmite una visión altamente positiva de los logros de la Revolución cubana. Trátase de un documento valioso e interesante a los fines de un conocimiento abarcador de la plástica cubana, y de su muy particular forma de insertarse en el contexto del arte latinoamericano. Resumiendo bastante, Adelaida de Juan suministra datos abundantes sobre los protagonistas y el quehacer artístico de una época y de un país que, hacia 1978 —fecha en que ocurre el Encuentro en Caracas— ya tenía casi veinte años de haber iniciado un proceso de cambio radical, y vivía (y la sigue experimentando aún) una realidad sociopolítica, y por ende estética, asaz diferente a la de los demás países de América Latina.

El Primer Encuentro Iberoamericano de Críticos de Arte y Artistas Plásticos fue celebrado en 1978 en el Museo de Bellas Artes de Caracas. Además de Adelaida de Juan, asistieron otras figuras relevantes de la crítica y del arte en sí como Jorge Alberto Manrique, Marta Traba (véase “La tradición de lo nacional” [doc. no. 815744]), Juan Acha (“La actual división técnica del trabajo artístico en América Latina” [doc. no. 815489]), Carlos Areán (“Iberoamérica y su identidad artística y cultural” [doc. no. 815730]), Julio Le Parc (“Interrogantes” [doc. no. 815575]), Carlos Rodríguez Saavedra, Jacqueline Barnitz, Berta Taracena (“Elementos constantes en el arte iberoamericano” [doc. no. 815558]), Antonio Berni (“No puedo dejar de destacar la importancia de este encuentro” [doc. no. 815659]), Roberto Montero Castro (“Arte e identidad: métodos institucionales en el desarrollo cultural venezolano” [doc. no. 815631]), Marco Miliani, Alirio Rodríguez, Jorge Glusberg (“Aproximación metodológica para una comprensión de la retórica del arte latinoamericano” [doc. no. 815475]), Élida Román (“El rol del crítico” [doc. no. 815617]), Ida Rodríguez Prampolini (“Dadá y América Latina” [doc. no. 815758]), Galaor Carbonell (“Hacia la eventual incidencia de la revista de arte latinoamericano en nuestra identificación” [doc. no. 815603]), Roberto Pontual y Aracy A. Amaral.

Un antecedente importante del evento había sido el “Simposio de Austin”, organizado por Damián C. Bayón y la University of Texas at Austin a fines de octubre de 1975. Muchos de los participantes del Encuentro de 1978 asistieron al simposio de Austin, lo que propiciaba un bagaje común de discusión. Sobre el mismo fue publicado en Venezuela el libro de Bayón (en calidad de relator) El artista latinoamericano y su identidad (Caracas: Monte Ávila Editores, Colección Estudios, 1977; 150 pp. ilustradas en blanco y negro).

Importa destacar aquí el carácter inédito de tales ponencias para el momento en que fueron presentadas en el Museo de Bellas Artes en 1978, aunque algunas de ellas hayan sido incluidas posteriormente en compilaciones monográficas o antológicas. Este hecho les otorga gran valor documental como primeras fuentes.