En la década de los cuarenta, la reputación de Joaquín Torres-García (1874–1949) en el panorama artístico uruguayo era sólida, pero, al mismo tiempo, polémica. Sus ideales plasmados en escritos numerosos y dictados en centenas de conferencias habían generado reacciones bastante diversas polarizando la opinión de muchos intelectuales en el país. El grupo del TTG (Taller Torres-García) fue muy sensible a las críticas y solía reaccionar ante ellas de manera drástica hablando desde el lugar de la víctima. La explicación del “constructivismo” que ensaya en este artículo el escritor y periodista Guido Castillo no aporta elementos francamente nuevos para la antigua polémica en torno a la doctrina teórico-práctica de Torres-García, aunque expresa una virtud testimonial. De hecho, constituye una de las primeras apariciones públicas de Castillo, quien había conocido al maestro un año antes, en 1942. Dos años después publicará el “Manifiesto 1” (1944) [véase en el archivo digital ICAA (doc. no. 1250797)] y se convertirá en un enfático editorialista de la revista Removedor, a partir de 1945.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos escritos por Joaquín Torres-García : “Con respecto a una futura creación literaria” (doc. no. 730292); “Lección 132. El hombre americano y el arte de América” (doc. no. 832022); “Mi opinión sobre la exposición de artistas norteamericanos: contribución” (doc. no. 833512); “Nuestro problema de arte en América: lección VI del ciclo de conferencias dictado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo” (doc. no. 731106); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); “Sentido de lo moderno [en Universalismo Constructivo]” (doc. no. 1242015); “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058); y “Manifiesto 2, Constructivo 100%” (doc. no. 1250878)].