Joaquín Torres García (1874–1949) residió 45 años fuera de Uruguay tras haber emigrado con su familia en 1891 y establecerse en Cataluña (Mataró). Regresó a Montevideo en 1934 luego de agitados periplos por el mundo; ese retorno se da en la madurez, cuando el artista está dispuesto a expandir su mensaje estético en un medio carente de tradición artística. A su juicio, esto hacía del Uruguay un lugar propicio para iniciar su prédica de teoría y práctica constructivas [véase al respecto en el archivo digital ICAA “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058)]. El presente documento es un texto redactado por JTG en 1943 donde aborda la temática de “lo moderno”, observando el asunto con cierta ambigüedad o descreimiento frente al arte actual. En su opinión, la verdadera modernidad del arte (el concepto de “verdad” fue clave en toda su obra) se centraba en su realismo, comprendido radicalmente por él como “absoluto” y enlazado con un “objetivismo total”. Esto era sinónimo para JTG de la capacidad de “operar desde el plano de color y la línea, dentro de la expresión geométrica”, lo cual obligaba a descartar la “ficción” para dejar al desnudo la “estructura” esencial (permanente, no ligada a la contingencia) de cada motivo. La única manera que vislumbra posible para pensar en un “verdadero” arte moderno sería vinculándose a la gran tradición del saber universal que sintetiza los momentos clave de la creatividad humana.
[Para más información, consulte en el archivo de JTG “Universalismo Constructivo” (doc. no. 1238708); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); y “Nuestro problema de arte en América” (doc. no. 1238773)].