Reseña de la periodista Mara Comerlati sobre la exposición Re-presentaciones: foto-grafías y acupinturas, del geógrafo y artista conceptual ítalo-venezolano Claudio Perna (1938–97) que tuvo lugar en la Sala Mendoza (Caracas, 1981). Enfatiza dos aspectos de gran interés. En primer lugar, toma el caso de Perna para llamar la atención sobre una constante en el medio cultural venezolano: la resistencia hacia todo lo que sea nuevo. La periodista cita palabras de Perna, quien “con cierta tristeza” expresa: “Tengo cuarenta y dos años y todavía soy considerado un ‘joven artista’…”, comentario que, a su juicio, “suena a queja porque Claudio lleva muchos años de trabajo, de reflexión, de sedimentación de su enfrentamiento plástico con la realidad”. Perna había dicho que, siendo “hombre de su tiempo, consciente, claro en su análisis del acontecer actual”, le manifiesta que en Venezuela existe una escasa capacidad de apreciar lo nuevo en general y, particularmente, lo que de novedoso se hace en el arte del país. Esto es, en su opinión, en el país no se entiende al artista, porque estos se mueven en “círculos que no se tocan jamás”. En otras palabras, “los artistas de renombre están cerca de los personajes de la política, pero los que han hecho contemporáneo el arte venezolano no son tomados en cuenta”. En segundo lugar, se informa que, en torno al arte venezolano que contiende su obra conceptual, la presente reseña hace una relectura del imaginario nacional; y lo hace Perna al tomar nombres clásicos, temas y obras de la pintura venezolana (desde la época colonial) para recrearlas “con ojos actuales y ciertos toques de humor”. Tal es el caso de Nuestra Señora de la Merced, imagen del anónimo colonial emblemático de Caracas, representada por Perna desde una vista aérea de la autopista y la modernidad a sus pies; o bien de los retratos de artistas amigos y contemporáneos suyos, como Héctor Fuenmayor, y la variedad sobre un tema (las guacamayas) de Alberto y Federico Brandt.
Por lo demás, comenta Comerlati sólo brevemente un tema crucial para los críticos: la relación de Perna con los medios “marginales” de los que se vale: la fotocopia o la polaroid, los cuales considera simplemente recursos, como cualquier otra técnica.
Los comentarios de Perna en 1981 sobre la incomprensión de su obra y el escaso apoyo por parte tanto de las autoridades de la cultura oficial como de cierto público no eran infundados. No será sino hasta 2004, cuando se realice la gran exposición de su obra en la Galería de Arte Nacional, con la curaduría de Zuleiva Vivas, la cofundadora (junto a un grupo de amigos del artista) de la Fundación que lleva su nombre.
Para otros textos sobre el artista, consulte de Margarita D’Amico “1: Hoy es arte lo que no era” [doc. no. 1068360]; de Luis Enrique Pérez-Oramas “El autocurrículum de Claudio Perna, escultura social y novela hiperrealista” [doc. no. 1161917]; de Roberto Guevara “Claudio Perna o cómo ser libre en la marginalidad” [doc. no. 1080814]; de Elsa Flores “(Sin título) [Vivir quiere decir dejar huellas…]” [doc. no. 1063156]; de María Elena Ramos “Arte–idea– geografía” [doc. no. 1080766]; de José Napoleón Oropeza “Claudio Perna. Disfruto el estilo de no tener estilo” [doc. no. 1067382]; y de Lourdes Blanco “Claudio Perna: fotocopias” [doc. no. 1080715]. Se encuentran disponibles, también, los siguientes textos de Zuleiva Vivas: “Las opciones del tiempo para el nuevo espíritu” [doc. no. 1065674]; “Visión panorámica de las nuevas cartografías” [doc. no. 1157158]; “Los nuevos procesos y la representación figurativa” [doc. no. 1157174]; “Intervención creativa en el contexto social” [doc. no. 1161969]; y “Claudio Perna y el arte del pensamiento” [doc. no. 1163950].