Como en muchos de los ensayos del curador y crítico venezolano Luis Enrique Pérez-Oramas (n. 1960), en el presente texto trata una serie de problemas pertenecientes a la estética y a la historia del arte contemporáneo, tanto internacional como venezolano. Añádase, en este caso, la crítica literaria, ya que el Autocurrículum del artista conceptual venezolano de origen italiano Claudio Perna (1938–97) lo amerita, por ser atípica dentro del arte contemporáneo del país, pues se trata de un evento de arte conceptual presentado en forma de libro.
Entre los aportes de Pérez-Oramas en este documento está el análisis exhaustivo de la persona, del sujeto o del narrador, observando que la presencia del nombre de otros (artistas, amigos, autores) se repetirá en todas las páginas, lo cual significa una “multiplicación caleidoscópica del sujeto”, e incluso que “a la imposibilidad de decir ‘yo’ se le sustituye por ‘ellos’”. A juicio del crítico, hay que considerar esto como un signo de Perna en su búsqueda de crear condiciones para eventos comunitarios e imágenes compartidas. Tal es el caso del testimonio de su viaje a Falcón (en compañía del artista Eugenio Espinoza), donde registran eventos en que aparece (trabajada en fotografía) la tela reticulada que Espinoza utilizara para su obra Impenetrable (1972).
Cobran especial interés, en el presente documento, las consideraciones de Pérez-Oramas sobre el género tanto autobiográfico como biográfico, además del análisis de imágenes que ilustran el libro bajo el concepto de “parergia”, y el propio “currículum” en relación a la obra de arte bajo este mismo concepto, según lo utiliza Jaques Derrida; esto es, como una parte de la obra que se encuentra “fuera de la obra”, en los márgenes del trabajo.
Por otra parte, el ensayo de Pérez-Oramas aporta al lector la reproducción fiel de las páginas más importantes del Autocurrículum; difíciles de ubicar para los investigadores pues han sido escasamente reproducidas y, según se sabe, sólo existen tres ejemplares editados (en formato de tesis empastada) por el artista. Entre las páginas indicadas se destacan las referentes a exposiciones: Once Tipos, realizada en la Sala Mendoza entre 1972 y 1980; el Festival de video en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1975; la presencia de la mesonera Lluvia como escultura social en una obra de Perna; y un diálogo con Diego Barboza bajo el título de Approch Xerox que se trata —en opinión de Pérez-Oramas— de un manifiesto sobre el medio con el que el Autocurrículum está físicamente constituido: la fotocopia.
Es relevante, asimismo, un párrafo dedicado a la importancia de “la retícula” en la historia del arte moderno y contemporáneo venezolano, y sobre todo la explicación del hecho de que Perna haya “infiltrado” silenciosamente un ejemplar en la Biblioteca del MoMA neoyorquino, acto que constituye tanto un evento de arte conceptual como una crítica a la institucionalidad legitimadora del arte.