Para cerrar su serie “Conceptos concretos sobre el arte abstracto”, Miguel Otero Silva (1908–85) propone a los jóvenes artistas abstractos algunas “orientaciones” que juzga legítimas. Ellos ya han desechado (o superado) desde sus tiempos en el Taller Libre de Arte (Caracas, 1948) esos enfoques. El realismo social inspirado en el muralismo mexicano era una práctica despreciada por todos ellos, por ser anticuada y antiartística; a su vez, Picasso ya había sido ejercitado suficientemente por Alejandro Otero desde su serie Las Cafeteras (Museo de Bellas Artes de Caracas, 1949); en tanto que la Nueva Figuración sí atrajo a unos pocos, porque se ventilaba, a finales de esa década, como una más moderna que el realismo social, tradicionalmente desgastado. En este último caso, destaca el autor al único que entonces se había pasado a esta tendencia, el pintor Luis Guevara Moreno, tras su viaje a Italia y haber conocido la obra del pintor comunista Renato Guttusso; el propio Armando Barrios (director del Museo de Bellas Artes) practicaba una figuración geometrizante aunque decorativa, no de carácter social; y, ya en los sesenta, será Carlos González Bogen (antiguo miembro de Los Disidentes en París, 1950) el último arrepentido de esa generación. En sus “tres orientaciones”, Otero Silva reconoce una mayor posibilidad de expresión de la idiosincrasia venezolana, privando así su idea predilecta de “arte comprometido”, añorada por los intelectuales de izquierda. Desde esa postura neorromántica, sigue viendo en la abstracción, la ciencia y la tecnología los signos de un mundo “inhumano” dominado por la máquina y la masificación, como ya lo había visto filosóficamente Ortega y Gasset en La deshumanización del arte (1925). La polémica entre Miguel Otero Silva y Alejandro Otero Rodríguez tuvo gran público y fue reseñada en el exterior (Colombia, Cuba y Argentina); su misma trascendencia queda manifiesta en las varias veces en que ha sido reproducida en el país (1957, 1967, 1976, 1980, 1993 y 2001).
[Para otros artículos de Miguel Otero Silva sobre este tema, consulte en el archivo digital ICAA “I. Un relato necesario. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 855537); “II. Una división sin contenido plástico. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 855992); “III. Aparición y desarrollo del abstraccionismo. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 856012); “IV. Ubicación social del abstraccionismo. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 856031); “V. Sobre el mundo interior de los abstraccionistas. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 856050); “VI. El regreso a lo funcional y lo decorativo. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 856069); y “VII. Formas nuevas y sinceridad. Conceptos concretos sobre la pintura abstracta” (doc. no. 856923)].
[Todo se inicia con la primera respuesta de Miguel Otero Silva a Alejandro Otero titulada “Sobre unas declaraciones disidentes del pintor Alejandro Otero Rodríguez” (doc. no. 813737)].