Desde antes de 1920, Vicente Huidobro (1893–1948) desarrolló intensas actividades con las que generó fuertes vínculos entre las vanguardias francesas y los núcleos de intelectuales españoles y argentinos que constituirían el movimiento “ultraísta”. En Historia de mi vida, Joaquín Torres García recuerda al poeta chileno con especial afecto, ubicándolo, junto al escultor Jacques Lipchitz (1891–1973), entre “los amigos que no pueden olvidarse”. Refiriéndose a Huidobro, escribe: “entusiasta de la obra de Torres, como éste de su poesía; poesía de verdad entre tanta pseudo poesía, hombre de todas las vanguardias y también teorizador admirable” (Historia de mi vida, pp. 286–87). Huidobro mantuvo relaciones de amistad y de enemistad con los surrealistas, siendo un estudioso de la astrología y del ocultismo en general, asunto que provocó un especial interés en JTG, precisamente en los años parisinos en que se adentraba en la teosofía. La oportunidad del texto en 1944, para su publicación en Montevideo, coincide con los murales del Hospital Saint Bois concebidos por el TTG y en un momento en que el maestro uruguayo era duramente atacado dentro del país desde distintos flancos.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos escritos por Joaquín Torres García: “Con respecto a una futura creación literaria” (doc. no. 730292); “Lección 132. El hombre americano y el arte de América” (doc. no. 832022); “Mi opinión sobre la exposición de artistas norteamericanos: contribución” (doc. no. 833512); “Nuestro problema de arte en América: lección VI del ciclo de conferencias dictado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo” (doc. no. 731106); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); “Sentido de lo moderno [en Universalismo Constructivo]” (doc. no. 1242015); “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058); y “Manifiesto 2, Constructivo 100%” (doc. no. 1250878)].