Una vez llegado a Madrid procedente de París, el día 21 de abril de 1933, Joaquín Torres García conoce al escultor Alberto Sánchez, a quien cuatro días después visita en su taller. A través de él se vincula con Benjamín Palencia y luego con Maruja Mallo, quien lo visita con cierta asiduidad. A su vez, por intermedio de Guillermo de Torre (contacto rioplatense a través de su mujer, Norah Borges) toma contacto con los pintores Francisco Mateos, José Moreno Villa y Antonio Rodríguez Luna, considerado por dicho escritor español como uno de los más talentosos entre los pintores jóvenes de España. A mediados de 1933 ya había entretejido relaciones personales con un grupo relativamente numeroso de artistas residentes en Madrid, con quienes llegó a establecer un nexo de trabajo y de reflexión documentado en fascículos titulados Guiones, publicados en julio de 1933. Están redactados en forma de un glosario comenzado en París, en 1930, y continuado en Madrid; tales “guiones” se presentan como una ayuda-memoria de ideas fundamentales trabajadas por JTG con artistas que le rodearon. Los principales artistas eran los escultores Alberto Sánchez y Eduardo Díaz-Yepes, así como los pintores Luis Castellanos, Maruja Mallo, Francisco Mateos, José Moreno Villa, Manuel Ángeles Ortiz, Benjamín Palencia y Antonio Rodríguez Luna. Con obras de ellos —aunadas a esculturas del español Julio González y del mexicano Germán Cueto, ambos establecidos en París— JTG presentó una exposición que incluía obra propia al Salón de Otoño de 1933, bajo el rótulo Grupo de Arte Constructivo. Desde el comienzo, el grupo fue concebido como taller de pensamiento acerca del arte y, en ese proceso, la exposición fue una instancia que el maestro uruguayo buscó para dar visibilidad pública al asunto.
En otro texto posterior sobre este grupo, que JTG escribe en el mes de noviembre de 1933, pone de manifiesto la cautela con la que busca introducir sus ideas constructivistas en un ambiente relativamente “hostil” a las reglas, a la geometría, a la metodología racional. El rechazo era real y comprensible en el medio artístico conservador español, pese a que había tenido una selecta receptividad el libro del príncipe Matila Ghyka (cuya edición francesa databa de 1927). Después de realizada la muestra, el grupo-taller derivó en una serie de cinco “lecciones” dadas a modo de conferencias por JTG a lo largo de los meses de octubre y noviembre, hasta que finalmente se disuelve. Una de ellas fue la lectura de “El mito del Hombre Abstracto”. Además, los “guiones” continuaron siendo utilizados por JTG, ya en Montevideo a partir de 1934, en sus primeras lecciones dirigidas a la Asociación de Arte Constructivo, en el Estudio 1037.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos escritos por Joaquín Torres García: “Guiones Nº 1” (doc. no. 1238837); “Guiones Nº 2” (doc. no. 1238853); “Con respecto a una futura creación literaria” (doc. no. 730292); “Lección 132. El hombre americano y el arte de América” (doc. no. 832022); “Mi opinión sobre la exposición de artistas norteamericanos: contribución” (doc. no. 833512); “Nuestro problema de arte en América: lección VI del ciclo de conferencias dictado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo” (doc. no. 731106); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); “Sentido de lo moderno [en Universalismo Constructivo]” (doc. no. 1242015); “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058); y “Manifiesto 2, Constructivo 100%” (doc. no. 1250878)].