Sarandy Cabrera (1923–2005) —integrante del TTG (Taller Torres García), además de periodista y poeta— considera al maestro como un artista clásico en el sentido estricto del término que operó en el siglo XX; lo hizo por oposición tanto al caprichoso sueño surrealista como al racionalismo trascendente de la abstracción geométrica. Se trata de “un clásico” contrapuesto a toda forma de romanticismo, aun cuando, a lo largo de su vida, JTG declaró que se sentía fluctuar entre la pulsión clásica y la romántica. Comparándolo con el neoplasticismo de Mondrian y el purismo geométrico posterior, Cabrera juzga que el arte de JTG fue “imperfectamente humano”; en ese sentido, sería un detractor del “arte moderno”. Para el articulista, el maestro fue “un profeta elegido, portador de verdad y oficio divino”. No llama la atención la pulida prosa de Cabrera ni la alta estima que le debe al Maestro, por cuanto fue —junto a Guido Castillo— el redactor responsable de la revista Removedor, órgano de prensa del Taller Torres García y principal trinchera de las polémicas sostenidas con sus opositores a lo largo de la década de los cuarenta.
[Como lectura complementaria, véase en el archivo digital ICAA los textos escritos por Joaquín Torres García: “Con respecto a una futura creación literaria” (doc. no. 730292); “Lección 132. El hombre americano y el arte de América” (doc. no. 832022); “Mi opinión sobre la exposición de artistas norteamericanos: contribución” (doc. no. 833512); “Nuestro problema de arte en América: lección VI del ciclo de conferencias dictado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo” (doc. no. 731106); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); “Sentido de lo moderno [en Universalismo Constructivo]” (doc. no. 1242015); “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058); y “Manifiesto 2, Constructivo 100%” (doc. no. 1250878)].