Joaquín Torres García analiza el cambio de rumbo plástico del pintor uruguayo Carmelo de Arzadun. A través de un lenguaje donde abundan las ironías y comentarios de velada crítica hacia el medio, Torres García destaca a Arzadun por haber optado por el constructivismo. Un punto muy relativo, ya que en realidad la experiencia del artista en esa orientación tuvo lugar durante un período breve. JTG realiza apreciaciones donde fustiga al Uruguay por carecer de adecuada estima hacia las coordenadas artísticas de la contemporaneidad. A su juicio, en el país, tanto críticos como artistas entendieron mal el impresionismo, no supieron interpretar las propuestas de vanguardia tales como el cubismo, considerado por él, como una más entre otras. Señala un medio reacio a nuevas concepciones sobre el color, como aquellas que traían de Europa las promociones de artistas becados. Defiende, en este campo específico, a los artistas que lograron “elevarse” de la categoría amateur, para ocuparse de aspectos puramente plásticos y más allá de la afición pictórica. JTG aprovecha la instancia para comentar el desarrollo de la pintura en Uruguay y tanto lo que se entendía erróneamente por “impresionismo”, así como la falta de comprensión de los artistas (el medio intelectual local, en especial) sobre las búsquedas y preocupaciones del arte moderno.  

La exaltación que Joaquín Torres García (1874–1949) realiza de Carmelo de Arzadun (1888–1968) contiene un elogio por su arrojo al adoptar conceptos del constructivismo, doctrina sobre la cual él mismo había concentrado amplísimo marco estético, ético y filosófico transgrediendo el miedo a los cambios y el eclecticismo predominante. Defiende en este campo a los artistas que lograron operar bajo principios puramente plásticos o lo que (en el ámbito local) se entendía como atributos del arte. Hay que tomar en cuenta que JTG escribe este artículo en medio de las resistencias desatadas ante su prédica constructivista. Arzadun es destacado como “un valiente, hoy está del otro lado”, quien, con un recorrido de amplio reconocimiento en este medio, se atreve a experimentar poniendo en juego prestigio y amistades. Festeja así su actitud de retirarse de lo rutinario, mediocre y torcido ganando estructura y claridad de concepto. Por último, JTG sacude al lector, instándolo, con mordacidad, a observar inventos que se disfrutan cotidianamente (radio, transatlántico, avión, arquitectura moderna, automóvil), esto es, a instalarse en el siglo XX también en sus aspectos estéticos. En 1934, la llegada al Uruguay de JTG (tras residir 45 años, particularmente en Europa) había generado enorme entusiasmo y expectativa en el medio intelectual de Uruguay. Albergaba el sueño de integrarse y remover al medio a través de su magisterio constructivista; sin embargo, rápidamente se abrieron brechas de cuestionamientos mutuos. JTG no cesaba de desvalorizar la producción local, donde no había casi nada destacable: ni la producción de “un impresionismo” mal entendido, ni la apreciación complaciente de los críticos, aunada a un público que no aceptaba el mínimo cambio y a artistas que no entendieron el cubismo; corriente que JTG entendía solo como vertiente nueva de investigación artística.

Trátase de un documento que pone en evidencia el cambio de clima de hostilidad recíproca que JTG y gran parte de los artistas locales manifestaron entre sí.

[Como lectura complementaria, véase en el archivo digital ICAA otros textos escritos por Joaquín Torres García: “Con respecto a una futura creación literaria” (doc. no. 730292); “Lección 132. El hombre americano y el arte de América” (doc. no. 832022);  “Mi opinión sobre la exposición de artistas norteamericanos: contribución” (doc. no. 833512);  “Nuestro problema de arte en América: lección VI del ciclo de conferencias dictado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo” (doc. no. 731106); “Introducción [en] Universalismo Constructivo” (doc. no. 1242032); “Sentido de lo moderno [en Universalismo Constructivo]” (doc. no. 1242015); “Bases y fundamentos del arte constructivo” (doc. no. 1242058); y “Manifiesto 2, Constructivo 100%” (doc. no. 1250878)].