En 1964, el pintor Oswaldo Vigas (1926?2014) regresó a Venezuela luego de una estancia de once años en París. La larga ausencia dificultó su readaptación a un ámbito artístico poblado de otras corrientes y, de algún modo, se vio en la circunstancia de recuperar su espacio y la validez de sus recursos expresivos. Este texto, que acompaña el catálogo de la exposición Las Brujas, árbol genealógico. Oswaldo Vigas 1941–1952 (Caracas: Galería 22, 1966), constituye una suerte de explicación —o justificación— del sustrato de su obra. En este sentido, Vigas ofrece una mirada retrospectiva donde se originan muchas de sus inquietudes en su época de estudiante, consonantes con un contexto particular de cambio, cuestionamiento y debate. Si bien se trata de un relato de los orígenes de su lenguaje plástico, su intención apunta al rol fundamental que estos episodios han tenido en su experiencia posterior, según señala al referirse a la cualidad de las influencias externas que definen su producción. La narración de la vivencia propia lo coloca en categoría especial en torno a la valoración del panorama plástico de su país en los años cuarenta y cincuenta, así como en el ambiente que —desde el ámbito estudiantil— desplegó respuestas mil frente al canon estilístico y temático vigente hasta entonces. La conclusión del texto revela una gran preocupación que mantendrá posteriormente: la influencia foránea, la legitimidad de algunas tendencias artísticas, la búsqueda de identidad y la necesidad y/o falta de reconocimiento.
Respecto a la obra de Vigas, consulte el texto de Juan Liscano “La reiteración de Vigas” [doc. no. 1152769]; de Roberto Montero tanto “Vigas en el ojo ajeno - Plástica e identidad latinoamericana” [doc. no. 1153266] como “Oswaldo Vigas: la lucha por descubrir la identidad americana” [doc. no. 1168108]; el texto de Joaquín Gabaldón “La monstruosidad en el arte” [doc. no. 850831]; el artículo de Lenelina Delgado “De la pintura al tapiz” [doc. no. 1153365]; el de A. Feltra “Vigas sufre de afán publicitario” [doc. no. 1155580]; y la entrevista de Paco Benmaman “Oswaldo Vigas explosivo: antes las brujas, ahora las bombas” [doc. no. 1153245].
Hay, además, escritos de Vigas sobre su parecer en torno al arte joven en Venezuela en “La sinrazón de mis brujas” [doc. no. 1153349] y “Lo que se tiene no se busca” [doc. no. 1152785], e incluso en la entrevista de M. C. con Vigas, “Detesto la palabra búsqueda: Oswaldo Vigas” [doc. no. 1152801].