La conferencia de Lasar Segall sobre el expresionismo alemán se mantuvo inédita hasta 1954, cuando finalmente el diario O Estado de S. Paulo decide editar en las páginas de su suplemento literario parte del texto original. Hasta la actualidad, el documento constituye uno de los episodios que vinieron a contribuir a la difusión del lenguaje expresionista en Brasil, además de haber traído a la luz el esfuerzo concentrado que representó, en la década de los veinte, el ofrecer una actualización en el área intelectual del país, sobre todo en relación a la producción artística europea. Como es sabido, Brasil se manejaba entonces bajo la rúbrica modernista. Identifica el conferenciante algunos aspectos “expresionistas” en creadores de la talla de Marc Chagall, Franz Marc, Paul Klee, Henri Matisse y Henri Rousseau, sin olvidar a Wassily Kandinsky. A juicio de Segall, en la obra de tales artistas se dan elementos “primitivos” de representación muy por encima de técnicas de virtuosismo que se obstinan en la “armonía estética”. Por el hecho de haber surgido en “el momento de mayor crisis espiritual de la humanidad” —refiriéndose a los conflictos armados que aquejaron los inicios del siglo XX—, en su opinión, el expresionismo vino a implementar el aspecto “humano en el arte”, permitiéndole a los artistas la manifestación de sus sentimientos, de su “mundo interior”, el cual, en fin de cuentas, “es el mundo de todos”. Se proyecta por medio de una “fuerza plástica instintiva”, sin un programa que viniera a dictar modos doctrinarios de abordar tanto la forma como el color.
Lasar Segall (1891–1957) fue un artista nacido en la comunidad judaica de Vilna (Lituania). Ingresó a la Escuela de Artes Aplicadas de Berlín, llegando a frecuentar, a principios de siglo, la Academia de Bellas Artes. Viaja a Brasil en 1912, donde ya residían sus hermanos, y el Centro de Ciências e Artes de Campinas (São Paulo) adquiere una obra suya: Cabeça de menina russa (1908). Vuelve a Europa durante los años de la Primera Guerra Mundial. Funda con pintores alemanes (como Otto Dix) el Dresdner Sezession – Gruppe 1919. A partir de una Exposición de Arte Ruso en Hannover (1921) establece vínculos con Kandinsky. En 1923 vuelve al Brasil. Decora con pintura mural el Pavilhão de Arte Moderna, lugar de reunión de intelectuales y de artistas y casa de la gran promotora de la Semana de Arte Moderna de 1922, la Sra. Olivia Guedes Penteado. La obra merece la reseña de Mário de Andrade, quien identifica así su “fase brasileña” (1924?28). Participa de la Primeira Exposição de Arte Moderno del SPAM (1933) y se integra al proyecto Spamolândia (1934). Tres pinturas suyas y siete grabados participan de la muestra Entartete Kunst Ausstellungsführer [Muestra directriz de arte degenerado] que organizan los nazis (Múnich, 1937) para desprestigiar el arte moderno. En la década de los cuarenta viaja, hace escenografías e ilustra libros y revistas; su obra cumbre, Navio de emigrantes (1939–41), merece el elogio de George Grosz.
Para mayor información sobre los escritos del pintor en su aporte al pensamiento sobre arte en Brasil, véase el ensayo “Existe uma arte judaica?” [doc. no. 783319] y la entrevista “O que é a SPAM, que se inaugurou quinta-feira à noite” [doc. no. 783486].
El reconocido crítico, poeta, musicólogo y agente cultural Mário de Andrade (1893–1945) siguió de cerca la trayectoria de Segall en Brasil, escribiendo algunos artículos que trazan, en palabras suyas, una “biografía plástica” del pintor durante su residencia en el Brasil [doc. no. 783393]. Además, presenta el álbum de dibujos de la obra Mangue hechos por Segall [doc. no. 1111411].
Hubo también gran interés en las 82 páginas que le dedica la “Revista Acadêmica: número de homenagem a Lasar Segall” [doc. no. 1110322] y un texto de crítica de Abilio Álvaro Miller, “Um pintor de almas” [doc. no. 1084988].