Artículo publicado en El Nacional anunciando la apertura de la muestra de la artista abstracta venezolana Obra Grafica de Mercedes Pardo (la cual permaneció expuesta hasta febrero 19, 1995). El texto del artículo periodístico se volvió a publicar ipsis litteris en El Globo, diciembre de 1994 [consultar el Archivo Digital ICAA (doc. no. 1331085">1331085)], y de nuevo en El Nacional en febrero de 1995 (doc. no. 1331069">1331069). Ninguna de las tres reseñas tiene autoría y su análisis de la obra de Pardo es, seguramente, producto del comunicado de prensa o bien de algún ensayo en el catálogo de la muestra. La exhibición se realizó en la Galería de los Espacios Cálidos; tal espacio expositivo formaba parte del Ateneo de Caracas, institución fundada en 1931 y uno de los primeros centros en el país en involucrarse con la promoción cultural más allá de las artes plásticas. La Galería formaba parte de la cuarta localización del Ateneo, edificio inaugurado en 1983 que albergaba también teatro y salón de conferencias así como biblioteca, situándose en el llamado Circuito de los Museos en Caracas. En 2009, el Ateneo perdió el sustento estatal y sus espacios debido a otras prioridades políticas. La muestra de Pardo (1995) se organizó en dicho espacio expositivo en colaboración con la GAN, en las cercanías de la Plaza Morelos, en la capital venezolana.
El argumento clave del texto implica que la producción de Pardo experimentó un par de “cambios trascendentales”; primeramente, el abandono de la figuración para vivir la experiencia de la abstracción y, segundo, su preferencia de los pigmentos acrílicos sobre los óleos en su obra posterior. La identificación de ambos cambios es crucial para comprender cómo la obra de Pardo refleja la importancia tanto del color como de la forma para su producción artística. Según amplía el autor, los pigmentos acrílicos le permiten generar un color más “homogéneo” y “estable” que resulta en formas coloreadas que se presentan con mayor claridad al ojo del observador. Ese cuidado hacia la definición y morfología contribuye al “lenguaje constructivo” de Pardo y la selección de artes gráficas aporta un propósito semejante de precisión para delinear formas. Se cita en el artículo la autodefinición de Pardo como “colorista”, actitud que sobrepasa su producción gráfica. Más aún, el color es medular para investigarse a lo largo de su carrera, en términos ya sea de abstracción o bien de técnica. El informalismo de Pardo y su obra “lírica” (en otras palabras, obra que penetra en el aspecto no-geométrico de la abstracción) coexisten de manera armónica con facetas más geométricas y uno de los enfoques más ortodoxamente geométricos que incluye al Hard-edge. Paralelamente a su búsqueda por lo que denomina su “lenguaje abstracto”, la pintora estudió inclusive efectos generados en diversos soportes, materiales y técnicas los cuales contribuyeron a su discurso evolutivo. Su enfoque de forma y color se halla presente, de igual modo, en obras de pequeña y gran escala (pinturas acrílicas y al óleo, escenografías y collage).
En referencia a otras reseñas sobre esa muestra, consúltese: textos anónimos, tanto, “Todo el color para Mercedes Pardo” (doc. no. 1331069">1331069), como “El color es mi búsqueda infinita” (doc. no. 1331085">1331085). Para un mayor enfoque respecto al uso serigráfico, véase de Alejandro Otero, “Mercedes Pardo: color de la serigrafía” (doc. no. 1143176); Margarita D’Amico, “Mercedes Pardo: 1 x 9” (doc. no. 1155959); y de Roberto Guevara, “Color y módulos en Mercedes Pardo” (doc. no. 1155991). Respecto a detalles de la artista mostrados en la retrospectiva clave Mercedes Pardo: Moradas del Color, véase : de Gloria Carnevali, “El Espacio en la pintura de Mercedes Pardo” (doc. no. 1102285); de María Fernanda Palacios, “Pintura y vida” (doc. no. 1102253); y de Miriam Freilich, “El arte es revelación, no producción” (doc. no. 1325266).