En su crítica, Gloria Carnevali afirma que en su acercamiento a la obra de pintora y grabadora venezolana Mercedes Pardo predomina la valorización “de los problemas espaciales”, aquellos que permiten “un mayor goce y comprensión de la totalidad de su producción artística”. Aclara que, en sus planteamientos, no trata de ir en contra de aquellos que otorgan prioridad a lo cromático en las creaciones de Pardo, pero que el color no es algo predominante en algunas de sus obras, y en otras, tanto el espacio como el color funcionan como elementos plásticos indisolubles. La autora despliega sus ideas centrales mediante el análisis de una selección de las obras expuestas, la cual estudia “con predisposición a reconocer problemas espaciales”.

El ensayo crítico “El Espacio en la pintura de Mercedes Pardo” fue publicado por Gloria Carnevali en el catálogo Moradas del color (Caracas: Galería de Arte Nacional, 1991), la exposición antológica de la pintora venezolana (1921–2005). El interés radica en proporcionar un análisis enfocado en un problema específico de las artes visuales: el espacio, la percepción visual del espacio y sus posibilidades de representación conceptual. Trátase de una perspectiva diferente  y por esta razón enriquecedora —a la propuesta de María Fernanda Palacios en el extenso ensayo de otro, catálogo Mercedes Pardo: pintura y vida— al implicar una monografía con aspectos biográficos, contextuales y de historia del arte moderno occidental, además del plantearse el análisis exhaustivo de la obra de Pardo. Con respecto a esta producción artística, Carnevali clarifica y complementa aspectos de importancia, tanto formales como espaciales. La autora plantea la tesis de que toda la obra de Pardo puede mirarse como una forma abstracta de “paisaje”; formada en filosofía y estética, Carnevali analiza rigurosamente el proceso creativo de la artista filtrando problemas de la percepción y la fenomenología del espacio hasta descubrir los nexos (a veces ambiguos) entre espacio, color y plano que la artista va logrando a lo largo de su evolución creadora. Además, traza una “genealogía formal” en su trayectoria, yendo desde los trabajos más elementales (en pequeño formato) que la artista realiza en la década de cincuenta, hasta los más logrados y complejos de los años sesenta; a su juicio, el momento fronterizo clave en su propuesta plástica. 

A pesar de ser un ensayo especializado en un elemento del lenguaje plástico (el espacio), no es un texto reduccionista que lea interpretativamente la obra de un artista. Al proponer el estudio de la obra de Mercedes Pardo “con una predisposición a reconocer los problemas espaciales implícitos en ella”, la ensayista abre otros enfoques a los trabajos de esta artista que superan los realizados tan sólo con una “predisposición cromática”, aunque sin negarlos. No es su intención discutir la validez o no de aquellos estudios que consideran a Mercedes Pardo como la gran colorista del arte venezolano.

[En referencia a esta obra, consúltese en el archivo digital ICAA: las entrevistas tanto de Ruth Auerbach “La creación como argumento” (doc. no. 1143060) como de Margarita D’Amico “Mercedes Pardo: 1 x 9” (doc. no. 1155959); los textos de Alejandro Otero “Mercedes Pardo: color de la serigrafía” (doc. no. 1143176) y de Roberto Guevara “Color y módulos en Mercedes Pardo” (doc. no. 1155991); además de los artículos de Bélgica Rodríguez “Mercedes Pardo: 1951 – 2000” (doc. no. 1143027); y de Lorenzo Batallán “Signos’ de la pintora Mercedes Pardo” (doc. no. 1155975)].