El artículo presenta la exhibición Obra Gráfica de Mercedes Pardo (1921–2005), realizada entre diciembre de 1994 y febrero de 1995 en la capital venezolana. La muestra tuvo lugar en Galería de los Espacios Cálidos, espacio expositivo del Ateneo de Caracas (fundado en 1931) y uno de los primeros centros en Venezuela comprometidos con la cultura más allá de las artes plásticas, el cual contaba con un teatro, locales para conferencias y una biblioteca; se localizaba en el llamado Circuito de los Museos de Caracas. La muestra de 1995 se organizó en ese espacio conjuntamente con la GAN (Galeria de Arte Nacional) que poco antes había montado la exposición de artes gráficas de Mercedes Pardo (1993); también había sido local de la gran retrospectiva Mercedes Pardo: Las Moradas del Color (1991) donde las artes gráficas se conjugaron con otras técnicas. La incesante investigación técnica y de sus diversos enfoques implica un aporte fundamental en su producción. La investigación cromática de Pardo se expande desde la fase inicial figurativa (abandonada en 1950) hasta diversos enfoques del lenguaje abstracto; sus obras tanto informalistas como líricas —involucradas en el aspecto no geométrico de la abstracción —coexisten con fases más geométricas, el hard-edge incluido. A la par de lo que sus búsquedas denominan “lenguaje” abstracto, Pardo ha estudiado aquellos efectos provocados por diferentes soportes, materiales y técnicas en su hacer; es más, sus estudios de forma y color están presentes, del mismo modo, en sus obras de pequeño y gran tamaño, tanto en sus lienzos al óleo o con pintura acrílica como con escenografías y collages.
Según argumenta el autor, el cambio de Pardo hacia la abstracción, así como su predilección por la pigmentación acrílica (en vez de al óleo) implican las dos transformaciones claves que reflejan la importancia tanto del color como de la forma en su obra. Según se explica, los acrílicos le permiten generar colores más “estables” y “homogéneos” que conducen a formas cromáticas de mayor nitidez para el ojo del espectador; de hecho, tanto la definición del color como el delinear de la forma propician el “lenguaje constructivo” de Pardo. Su autodefinición como “colorista” es citada como yendo más allá de su producción gráfica.
[Respecto a reseñas sobre esta muesra, consúltese en el Archivo Digital ICAA: “Todo el color para Mercedes Pardo” (doc. no. 1331069). Para pormenores sobre su enfoque hacia la impresión serigráfica, véase: Alejandro Otero, “Mercedes Pardo: color de la serigrafía” (doc. no. 1143176); Margarita D’Amico, “Mercedes Pardo: 1 x 9” (doc. no. 1155959); y Roberto Guevara, “Color y módulos en Mercedes Pardo” (doc. no. 1155991). En especial, referente a Mercedes Pardo: Moradas del Color, véase: Gloria Carnevali, “El Espacio en la pintura de Mercedes Pardo” (doc. no. 1102285); María Fernanda Palacios, “Pintura y vida” (doc. no. 1102253); y Miriam Freilich, “El arte es revelación, no producción” (doc. no. 1325266)].