Alberto Lasplaces —escritor y periodista uruguayo que cultivó una entrañable amistad con Rafael Barradas iniciada ya antes de que éste último viajara a Europa en 1913— dirige esta carta al artista uruguayo radicado en Hospitalet (Barcelona). Escribe en busca de noticias sobre su salud, reclamándole un retrato (de su propiedad) que Barradas hizo  años antes en Madrid. La carta muestra, además, las profusas redes de vínculos amistosos existentes entre Lasplaces —quien operó como bisagra fundamental de Barradas con Uruguay durante su estadía en España—, Pedro Figari, José Cúneo y Julio J Casal, este último editor de la revista Alfar. Publicación de gran importancia para las vanguardias literarias latinoamericanas, cuya publicación inicia en La Coruña (donde Casal era cónsul) en 1921 y continúa luego en Montevideo a partir de 1929 hasta 1955. 

Alberto Lasplaces (1887–1950) fue un escritor y periodista cultural, director de la revista La Cruz del Sur. Revista de artes e ideas con existencia decenal desde su primer número en 1924, hasta su última publicación en 1934. A ella envió algunos artículos desde París el pintor Pedro Figari (1861–1938) —cuya amistad con Lasplaces quedó registrada en un extenso epistolario— y su director esperó siempre en vano colaboraciones de Rafael Barradas (Uruguay 1890–1929). En esta carta, el autor da constancia de su reiterado encono con el medio cultural local. Algo bastante común entre intelectuales de la época, los cuales, si bien en los hechos no disimulaban su conformismo con el “Estado de bienestar” propiciado por el partido político de José Batlle y Ordóñez (1856–1929), en teoría vivían protestando contra él. Lo hacían en conversaciones de café o bien en la correspondencia epistolar mutua, ante el supuesto desamparo e incomprensión en que trabajaban los artistas. El grupo aglutinado en esa convivencia reunió creadores de cierta magnitud; entre ellos, el pintor José Cúneo (1887–1977), integrante temprano del grupo Teseo; el pintor Pedro Figari, que se había ausentado de Montevideo en 1921 (primero yendo a Buenos Aires y en 1925 para radicarse en París); el poeta, crítico, periodista y antólogo de la poesía uruguaya Julio J. Casal (1889–1954); el poeta franco-uruguayo Jules Supervielle (1884–1960); el pintor Carlos Alberto Castellanos (1881–1945), quien vivió en París y más tarde en Mallorca, y el propio Rafael Barradas. Todos ellos compartían una camaradería iniciada en los cafés montevideanos entre 1905 y 1910, amistad que esta carta testimonia de modo fugaz y coloquial.  

[Como lectura complementaria, véase en el archivo digital ICAA los textos sobre Barradas: “Barradas” (doc. no. 1243461), y “Barradas el uruguayo” (doc. no. 1197352), escritos por Manuel Abril; “Barradas pintor de eternidad”, de Artur Perucho (doc. no. 1243392); “De la Tragedia de la Imagen [Barradas]” (doc. no. 1225969), y ”Rafael Barradas” (doc. no. 1243440) escrito por Vicente Basso Maglio; “Emoción ante Barradas”, de Cipriano Santiago Vitureira (doc. no. 1218884); “Los artistas uruguayos en Europa: Rafael Barradas”, de Joaquín Torres García (doc. no. 1228429); “El pintor Juan Carlos Figari Castro”, de Jorge Páez Vilaró (doc. no. 1228547); y “En torno a Barradas”, de Clotilde Luisi (doc. no. 1227809)].