Esta carta abierta de Jorge Mejía al arquitecto Luis Miró Quesada Garland señala algunos de los cuestionamientos de tendencias abstraccionistas en el arte durante la época de su surgimiento en el Perú. El periodista ensaya una clasificación de las manifestaciones artísticas a partir de las transformaciones que la relación artista-objeto ha sufrido a través de la historia. Así, establece tres etapas del arte: una etapa clásica (o emotiva), basada en la “reproducción de la naturaleza”; una moderna (o intuitiva), que trata de la deformación de la naturaleza para así representar “la realidad subyacente del objeto”; y —finalmente— una ultramoderna (o “expresión extra-natural”), bajo la impronta de una invención intelectual. Según el autor, aún no se ha esclarecido si la sensibilidad estética es innata, como lo postuló Emmanuel Kant, o si requiere de experiencias previas, parecidas a las cuales que promueven el “brote emotivo trascendente”. No obstante, en el arte ultramoderno, la imposibilidad de reconocer formas de la naturaleza no lleva a la emoción, sino a la admiración en términos exclusivamente intelectuales.

Tanto su actitud militante como su interés teórico le otorgaron al arquitecto Luis Miró Quesada Garland (1914–94) un papel protagónico en los debates artísticos de mediados del siglo XX en el Perú. Fue el principal redactor de la “Expresión de principios” de la Agrupación Espacio (1947), un grupo constituido por arquitectos, escritores, artistas y otros intelectuales peruanos, que pasó a ser el documento fundacional del modernismo artístico del país. Siendo hijo de uno de los propietarios del diario El Comercio de Lima, este arquitecto dispuso, además, de una sección periódica en el suplemento dominical de este influyente periódico, desde la cual Espacio, y el propio Miró Quesada Garland, promovieron y defendieron las últimas tendencias internacionales en arte y arquitectura moderna. De hecho, los escritos de Miró Quesada Garland perfilaron las bases teóricas de la abstracción de la década de los cincuenta en el país, caracterizadas por una comprensión tanto formalista cuanto atemporal de la plástica. La sólida postura de este arquitecto ya estaba articulada desde inicios de esa década, según lo ilustra esta discusión epistolar con el periodista Jorge Mejía, publicada en la columna dominical a cargo de Miró Quesada Garland (Lima, agosto de 1955). [Véase en el archivo digital ICAA el artículo de Miró Quesada Garland “Dudas y creencias sobre el arte contemporáneo” (doc. no. 1138869)]. Miró Quesada Garland rechazó la clasificación artística propuesta por Mejía, al sostener que en ella se subordinaban los valores estéticos forzadamente a consideraciones temporales.  

[Como lectura complementaria, véanse los siguientes textos referentes a esta agrupación y su publicación, la revista Espacio: “Expresión de principios de la Agrupación Espacio” (doc. no. 1126309); y (sin autor) “Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (doc. no. 1137793). Escritos por la Agrupación Espacio, consúltense los siguientes textos: “Posición” (doc. no. 1143745); “Presencia” (doc. no. 1150278); “Polémica” (doc. no. 1137823); “Prescindir o no prescindir” (doc. no. 1138933); y “Polémica: ¿hay pintores en el Perú?” (doc. no. 1139402). Además, véanse de Samuel Pérez Barreto: “El Perú y la cultura: Sentido y expresión de las formas” (doc. no. 1138491); “Polémica: ‘polémica Espacio’” (doc. no. 1137916); y “Pintura: la guerra de los pintores: plumas por pinceles” (doc. no. 1137839)].