Primera intervención de Sebastián Salazar Bondy (1924–65) en una de las polémicas culminantes entre la facción de los modernistas peruanos llamados “artepuristas” y los partidarios de un “arte socialmente comprometido”. El problema específicamente abordado en esta instancia es el nacionalismo en la pintura a través de la visión del escritor.
Las tensiones entre “plástica” y “nacionalismo” incluso fueron proyectadas hacia el pasado por el escritor Sebastián Salazar Bondy, quien bajo el título de “Cómo la pintura ha buscado al Perú”, dictó una conferencia en donde trazó una historia programática a partir de la ecuación “Perú-pintura” (Lima, 12 de septiembre de 1955). La conferencia fue posteriormente publicada en tres partes: [“El arte colonial entendido como represión” (doc. no. 1138058); “Los que intentan vencer el complejo” (doc. no. 1138075); y “Hallazgo de la realidad perdida: siglo XX” (doc. no. 1138092)]. Entre otros alcances, allí se adelantan las apreciaciones negativas sobre el arte virreinal peruano, que luego consagraría en su ensayo Lima la horrible (1964), un libro marcante para la generación de los sesenta. En uno de los más certeros cuestionamientos al discurso nacionalista, en esta columna Miró Quesada Garland —principal ideólogo del modernismo artístico y arquitectónico peruano— alude irónicamente a la ecuación “Perú-pintura” como contradictoria homologación de términos políticos y artísticos heterogéneos. La respuesta de Salazar Bondy generó un intercambio significativo de artículos periodísticos de Miró Quesada Garland [para más información, véase “En blanca y negra” (doc. no. 1138753) y (doc. no. 1138772)].
Ya en las discusiones modernistas sobre el tema, iniciadas en junio de 1951 por las declaraciones del pintor Fernando de Szyszlo (n. 1925), el crítico Samuel Pérez Barreto (1921–2003) defendió la abstracción telúrica como única vía para un arte “peruano” y a la vez moderno. A pesar de ello, la discusión se desarrolló a lo largo de la década oponiendo un nacionalismo programático y figurativo, contra un lenguaje abstracto sin mayor compromiso que el plástico. Por cierto, esta discusión sobre el nacionalismo en el arte ya había enfrentado a Miró Quesada Garland con Salazar Bondy a mediados de 1954.
[Como lectura complementaria sobre las polémicas de los modernistas peruanos y los partidarios de un arte socialmente comprometido, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Fernando de Szyszlo “Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (doc. no. 1137793); y del crítico Samuel Pérez Barreto “Pintura: la guerra de los pintores: plumas por pinceles” (doc. no. 1137839); “Arte: la guerra de los pintores” (doc. no. 1137856); y “Polémica: ‘polémica Espacio’” (doc. no. 1137916). Otros textos de Salazar Bondy que pertenecen a esta discusión sobre el nacionalismo incluyen “En torno al desarraigo” (doc. no. 1138565); “Artes plásticas” (doc. no. 1138582); y “Punto final” (doc. no. 1138231). En contrapartida, véase la contribución al debate de Miró Quesada Garland, el principal ideólogo del modernismo artístico peruano, con los artículos “En blanca y negra” (doc. no. 1138599), (doc. no. 1138620) y (doc. no. 1138248)].