Esta entrevista a Carlos Altamirano (n. 1954) se integró al catálogo de la exposición Cuatro Grabadores Chilenos. En ella participaron, además de Altamirano, Luz Donoso (1921–2008), Pedro Millar (1930-2014) y Eduardo Vilches (n. 1932), de quien Altamirano había sido ayudante en la Escuela de Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La publicación contó, además, con la participación del escritor Enrique Lihn (1929-1988), el coleccionista de arte argentino y especialista en grabado Emilio Ellena (1934-2011), el crítico de arte del diario El Mercurio Waldemar Sommer y la crítica cultural Nelly Richard (n. 1948) [Para mayores informaciones sobre la obra de Millar, véase Archivo Digital ICAA “Pedro Millar” (doc. 767093) escrito por Enrique Lihn y “La novela chilena de Eduardo Vilches” (doc. 740382) de Justo Pastor Mellado].
Altamirano hizo obra en torno al grabado y extendió su práctica impulsando un cuestionamiento a la pintura, lo cual se reflejó en Versión residual de la historia de la pintura chilena (1980). Trátase de la elaboración de un grabado que transfirió las páginas de un número de Icarito (dedicado a la pintura chilena), suplemento escolar de tipo enciclopédico publicado en un diario chileno de circulación nacional. Altamirano produjo imágenes deslavadas con los nombres de pintores chilenos; con este lienzo, el artista se fotografió en lugares periféricos de Santiago. Un año después, utilizó la obra como parte de su intervención Tránsito suspendido (1981), realizada en Galería Sur. [Consulte sobre tales trabajos en “Texto sobre Tránsito suspendido de Carlos Altamirano” (doc. 731739) del mencionado Mellado así como “Texto sobre Tránsito suspendido de Carlos Altamirano” (doc. 731751) de Nelly Richard].
El grabado ha sido una técnica de importancia en el desarrollo del arte chileno. En 1956, Nemesio Antúnez (1918-1993) fundó el Taller 99, espacio dedicado exclusivamente a la experimentación y el desarrollo de dichos procedimientos artísticos. [Véase al respecto, “Carta sobre el grabado” (doc. 749419) de Antúnez]. Hacia 1974, Francisco Brugnoli (n. 1935) y Virginia Errázuriz (n. 1941) fundaron el TAV (Taller de Artes Visuales), un espacio para la producción de grabado que albergó, además, encuentros entre artistas bajo el contexto de la situación política de censura y exterminio que vivía Chile bajo la dictadura militar pinochetista (1973-90). Otro asunto a considerar en torno a esta técnica es que el curador Justo Pastor Mellado (n. 1949), en su libro Novela chilena del grabado (1995), propuso una lectura historiográfica para el arte nacional que tuvo al grabado como eje motriz. [Para revisar los ensayos del libro, ver “Un caso de producción de identidad artística” (doc. 736039), “La novela chilena del grabado” (doc. 736035), “Pequeña novela del grabado chileno” (doc. 736031) y “Las estructuras elementales de la transferencia” (doc. 736043) del referido curador y crítico de arte].