Justo Pastor Mellado expone las razones detrás de     su participación en el envío chileno a la X Mostra da Gravura, las que responden a un deseo por articular una nueva cartografía artística.  De hecho, su hipótesis señala desplazamientos formales del grabado como responsables de un cuestionamiento en torno a la representación pictórica tradicional, lo cual modificaría el espacio plástico. Esto le permite establecer paralelos entre la escena brasileña y la chilena debido a la tensión entre el desarrollo clásico del grabado y el surgimiento de procesos fotomecánicos. El autor hace un análisis detallado de los nueve artistas seleccionados: Eugenio Dittborn, Gonzalo Díaz, Pedro Millar, Eduardo Vilches, Arturo Duclos, Carlos Altamirano, Nury González, José Fernández y Virginia Errázuriz. Representan distintas filiaciones y modos de operar; no obstante, le permiten sostener su hipótesis sobre “la reproducción como soporte de reflexión sobre el arte”.

“Pequeña novela del grabado chileno” (1992) es un ensayo que le permite al crítico y curador Justo Pastor Mellado (n. 1949) materializar, a través de obras, varias de las hipótesis planteadas en su libro La novela chilena del grabado (1995). Este texto fue re-publicado como capítulo del volumen, ya que fue escrito con motivo del envío a la X Mostra da Gravura de 1992 en el Museu da Gravura de Curitiba (Brasil). Fundado en 1989, el museo se dedica exclusivamente a obras realizadas en la técnica del grabado; su acervo cuenta con más de cinco mil obras brasileñas y extranjeras.

“La novela chilena del grabado” propone una lectura para la historia del arte chileno a partir de obras en este medio para generar una crítica a la representación pictórica que define la modernidad chilena. Mellado hace su propuesta a partir de diversos conceptos; entre ellos, la noción de “transferencia”, filiaciones que permiten trasladar conceptos entre diferentes campos del saber. Establece la existencia en Chile de dos momentos principales de “transferencia” de la información artística. El primero es el trabajo plástico de José Balmes (1927–2016) quien reorganiza las artes visuales en los años sesenta y el segundo implica la obra de Eugenio Dittborn (n. 1943), quien desarrolla el “Sistema Dittborn” basado en una “aceleración informativa y de consistencia conceptual diferida”, a finales de los setenta. Para el autor, el modelo de la pintura republicana (que sentó bases de una pintura chilena) se caracterizó por una ilustratividad del discurso histórico; interesa, en cambio, esta categoría analítica invertida a modo de “desilustratividad”. [En referencia a otros capítulos de este libro de Mellado consúltese en el Archivo Digital ICAA, “Un caso de producción de identidad artística” (doc. no. 736039); “Las estructuras elementales de la transferencia teórica” (doc. no. 736043); “La novela chilena del grabado” (doc. no. 736035)].

Mellado agrupó a nueve artistas que representan generaciones y trayectorias diversas. El primero es Eugenio Dittborn, fundamental para la estructura analítica que propone. Pedro Millar (1930-2014) y Eduardo Vilches (n. 1932), artistas vinculados al Taller 99 y a la enseñanza del grabado en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Gonzalo Díaz (n. 1947), pintor formado en la Universidad de Chile e integrante de la llamada Escena de Avanzada; Virginia Errázuriz (n. 1941) integrante del TAV (Taller de Artes Visuales); Arturo Duclos (n. 1959), alumno de Vilches en la Escuela de Arte; José Fernández (n. 1960), artista egresado de la Universidad de Concepción y que pertenece a otra escena. Finalmente, Nury González (n.1960), artista formada en grabado por la Universidad de Chile. El vínculo académico de estos artistas es un punto en común.