Daniel González (n. 1934), artista vinculado al grupo, publicaciones y muestras que fue paradigma de radicalidad en la década de sesenta. El Techo de la Ballena fue un grupo artístico-literario surgido en la capital venezolana en 1961, período de turbulencia política, económica y social debido al derrocamiento del dictador General Marcos Pérez Jiménez (1952–58) y la elección del presidente Rómulo Betancourt (1959–1964) cuya gestión vino a frustrar la democracia: mantuvo una estabilidad precaria en el país a base de persecución política, puso al Partido Comunista en la ilegalidad, además de ejercer una fuerte represión social; fue él el canal en la OEA para el Bloqueo a Cuba. La agrupación ballenera se caracterizó por muestras provocadoras, ajenas al gusto estético instituido y la inclinación política de la burguesía, además de sus publicaciones políticamente comprometidas que compilaban poesías, ensayos y fotografía. Además de ballenero, González participó de la corriente artística emanada del informalismo, la cual rechazaba la actitud racionalista y la fe ciega puesta en el progreso por la geometría abstracta, además había dominado el entorno artístico durante las décadas anteriores. Expresando contradicciones de una época que paulatinamente manifestaba signos de violencia, artistas ligados a dicha corriente artística comenzaron a desconfiar, no solo del progreso científico y tecnológico como motor de la evolución artística, sino de la secuela venezolana atiborrada de desechos industriales y obras perecederas. González fue precursor en el uso de chatarra y piezas de desecho industrial para crear obras híbridas oscilantes entre esculturas figurativas y pinturas abstractas. Mediante su obra, al igual que otros trabajos informalistas, procuró expresar un presente dinámico poblado de desperdicios y residuos.
Sus series fotográficas incluyen: La protesta en la calle (manifestaciones, graffitis y mítines, 1963); Asfalto-infierno (sitios marginales urbanos como cementerios, burdeles y cárceles, 1962); y Una lectura de la calle: Autopista Caracas-Valencia (perros muertos sobre el asfalto, 1978–79), siendo expuesta en Galería Cruz del Sur, en Caracas.
Salvador Garmendia (1928–2001), escritor de novelas, cuentos y relatos breves, estuvo vinculado a El Techo de la Ballena. A finales de los años cuarenta, Garmendia perteneció al Partido Comunista de Venezuela, fundó la revista Tiempo Literario (1948) y publicó en periódicos locales como El Nacional. En 1958, el autor se integró al grupo literario Sardio, cuya revista manifestaba libertad política durante la dictadura perezjimenista. Con esta editorial publicó la novela Los pequeños seres (1959). Al desintegrarse Sardio debido a tensiones políticas motivadas por el ascenso de Fidel Castro al poder en Cuba, Garmendia fue de los fundadores de El Techo de la Ballena, donde publicó sus novelas Los Habitantes (1961), Día de ceniza (1963), La Mala Vida y su primer libro de cuentos. Durante estos años, se desarrolló en el género novelesco, explorando motivos urbanos (ciudadanos en estado de alienación y tormento) así como rincones y recovecos. A comienzos de la década de setenta, el artista recibió una beca para estudiar en Barcelona, donde escribió Los Escondites, que lo llevó a recibir el Premio Nacional de Literatura obteniendo reconocimiento en el contexto del boom de la literatura latinoamericana. A mediados de esa década, Garmendia comenzó a escribir cuentos, relatos breves y textos, además de guiones para películas, telenovelas.
Para otros textos en el Archivo Digital ICAA sobre el trabajo de González y El Techo de la Ballena, vea “[Hay ciertos rostros de la ciudad...]” (doc. no. 1060288); “Cierta ballena” (doc. no. 1279483); “Dos años de la ballena” (doc. no. 866170), “[Establecer una frontera entre lo cursi y lo pavoso...]” (doc. no. 1059586), “Investigación de las basuras” (doc. no. 1060324), “Las "Instituciones de cultura" nos roban el oxígeno, afirman” (doc. no. 1060199) y “La pintura de Carlos Contramaestre” (doc. no. 868632).