El Nacional presenta el texto como discusión de la muestra de Mercedes Pardo (1921–2005) en el Museo de Arte “Contemporaneo” de México (1978); sin embargo, no indica que tuvo el título de Exposición de la afamada pintora venezolana Mercedes Pardo: 50 óleos, acrílicos, collages y otras técnicas. En efecto tales obras habían sido ya mostradas por la GAN (Galería de Arte Nacional) en Caracas como Del taller de Mercedes Pardo hoy (julio-agosto, 1978). Escrito por el crítico y escritor Jose Balza (n. 1939), “La Piel Visual” fue vuelto a publicar en 1983 como capítulo de su libro Análogo simultáneo (Caracas: GAN, 1983, doc. no. 1157222).
El texto de Balza posee tres incisos. El primero es estrictamente biográfico sobre la educación artística de Pardo en Caracas bajo el influjo de su tío, Antonio Edmundo Monsanto, fundador del Círculo de Bellas Artes y primo del padre de Pardo, innegablemente un influyente educador de la generación de precursores del modernismo en Venezuela. Además de ella, Monsanto había dado clases también, entre otros, a Alejandro Otero, Mateo Manaure, Narciso Debourg, Héctor Poleo, Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Diez. Subraya Balza la influencia que ejerció sobre ella el bagaje educativo a cargo del pintor cubista francés André Lhote, implicando incluso que su transición hacia la abstracción se debe a dicho trasfondo en su producción de 1949. En la parte inicial, Balza argumenta que tal bagaje se basa en conocimiento del arte, a pesar de que reitere constantemente el valor de la percepción. Otras entrevistas revelan, sin embargo, que, a menudo, creía que la percepción espontánea e intuitiva solo es el inicio del proceso creativo, seguido de estudio vía esbozos preparatorios antes de que la propuesta se considere definitiva. La segunda sección analiza el enfoque de Pardo, cromático y estructural, mencionándose a El Greco, Cézanne y Picasso como sus fuentes. Balza destaca la “energía domesticada” en la obra de Pardo aludiendo a la combinación y/o tensión entre rigor y libertad. La tercera reflexiona sobre el vínculo afectivo de Pardo con Caracas por medio de la coloración rojiza. Según señala Balza al inicio, la “hierba caracas” (planta común de la familia del amaranto en las montañas que rodean a la capital) pintarrajea el paisaje orográfico de rojo; en otro lugar, Pardo ha declarado que dicha coloración no posee carga simbólica en su arte y que no tiene preferencia por ningún color.
[En relación a las reseñas sobre la itinerancia mexicana, consúltese en el Archivo Digital ICAA: Fernando Gamboa,”Mercedes Pardo: Es poco cuanto se diga de su obra” (doc. no. 1331475); Bélgica Rodríguez, “Abstracción, Espacio y tiempo” (doc. no. 1331443); y Juan Acha, “Mercedes Pardo en México” (doc. no. 1331459). Para otros pormenores respecto a la educación y producción de la artista, véase: Gloria Carnevali, “El Espacio en la pintura de Mercedes Pardo” (doc. no. 1102285); y María Fernanda Palacios, “Pintura y vida” (doc. no. 1102253); más aún, sobre su proceso creativo, ver tanto Yasmín Monsalve, “Vivo la pintura siempre, ese es mi modo de ser” (doc. no. 1331036) como Virginia Minaya, “Soy pintora existencial y de pocas galerías” (doc. no. 1331020)].