La periodista Virginia Minaya entrevista a la artista antes de su muestra Mercedes en el Museo Sacro. Obras Recientes de Mercedes Pardo (Caracas, Agosto 11 a septiembre 15, 1996) expuesta en la Galeria del Sacro. Se la presenta como pionera de la abstracción lírica (no geométrica) en Venezuela, aunque su producción vaya más allá del lirismo abstracto — algunas de sus obras se consideran hard-edge. A pesar de que el artículo no dé pormenores de la exposición, la charla es un gran aporte a lo ya escrito sobre la creadora venezolana por la manera en que Mercedes Pardo (1921–2005) describe su propia creatividad en proceso. Subraya su preferencia por obras de gran escala y su enfoque “en el problema del arte como lenguaje”. Argumenta que su proceso de hechuras da inicio enfatizando el trabajo preparatorio y su tiempo para “madurar”. La pregunta implica ¿Cómo sus ritmos creativos e intemporalidad no se ajustan a las expectativas de las galerías comerciales? Según ella, su arte no se compara, cuantitativamente, al de otros artistas debido a la duración de las etapas preparatorias; más aún, existe la predilección por piezas únicas y en oposición a la idea de ‘múltiple”; esto se alinea con su crítica a la mercantilización del arte y el rol invasor que ejercen los marchands.
Otro importante atisbo lo ofrece sus vínculos entre música y arte, una incesante investigación sobre “cuerdas armónicas”. Históricamente, se ha asociado la música con la abstracción, en especial a inicios del siglo XX debido al arte abstracto y su capacidad de despertar emociones y reacciones más allá de lo real; dicho nexo se hizo común entre artistas venezolanos por las obras de Alejandro Otero (1921–1990) y/o Jesús Rafael Soto (1923–2005). Pardo cita cómo su obra la percibe cada espectador y sus modos muy particulares de entenderla. Su cuidado ante la agencia de cada sensibilidad se coloca en el aspecto más amplio del modernismo venezolano, cuyos artistas sintieron la necesidad de una revaluación del arte, ya no más como anécdota sino como experiencia que abarca al observador. De hecho, esta entrevista suscita comentarios no muy fáciles de hallar en lo escrito sobre Pardo, su percepción del impacto colonizador en la cultura venezolana, entre ellos. En su opinión, ha hecho que sus compatriotas se olviden de como usar las manos, algo grosero e impertinente de acuerdo a las clases altas.
[Respecto a otros artículos sobre la muestra en el Museo Sacro, consúltese, en el Archivo Digital ICAA: Gustavo Jaén, “El azul y más allá” (doc. no. 1331004); Yasmín Monsalve, “Vivo la pintura siempre, ese es mi modo de ser” (doc. no. 1331036">1331036); y anónimo, “Temor y temblor en busca de una íntima trascendencia” (doc. no. 1331053). Para una lectura posterior sobre la visión que Pardo tenía de la mercantilización del arte, ver tanto “Vivo la pintura siempre, ese es mi modo de ser” (doc. no. 1331036">1331036) de Monsalve como de Miriam Freilich, “El arte es revelación, no producción” (doc. no. 1325266)].