En este artículo, Ferreira Gullar hace una apología de su amigo el escultor Franz Weissmann, “uno de los inventores [en Brasil] del universo imaginado”, a su juicio. El autor recuerda haberlo conocido en 1952 en la casa de Mário Pedrosa, además de haber vivido en el mismo edificio, arriba de una alfarería en Ipanema (Rio de Janeiro). Gullar esboza el contexto internacional de apertura e intercambio cultural tras la Segunda Guerra Mundial, siendo un momento clave la fundación de la Bienal de São Paulo (1951). Fue ahí que Weissmann, como tantos otros artistas, descubrió la obra del pintor y escultor suizo Max Bill, y, “sin más, adhirió a esa nueva estética  que adoptó sin renunciar a su lenguaje anterior donde los elementos figurativos se mezclaban con los geométricos”. A partir de entonces, según relata Gullar, Weissmann desarrolló un interés en el espacio al descubrir, cada vez, más, los ritmos incisivos y económicos que dinamizan el vacío”. Dicha condensación formal expresaba, de hecho, una intimidad espiritual-espacial.

El artista austro-brasileño Franz Weissmann (1911–2005) llegó al Brasil con tan solo once años de edad y estudiando en la Escola de Belas Artes de Rio de Janeiro. En la década de cuarenta, enseñó dibujo y escultura dando clases en Belo Horizonte, siendo invitado por el pintor Alberto [da Veiga] Guignard (1896–1962) para impartir cursos en lo que luego se llamó la Escola Guignard, la primera escuela de arte moderno en la ciudad. A partir de los años cincuenta, poco a poco Weissmann fue incorporando los principios constructivistas y formas geométricas a sus piezas; en 1955 se integra al Grupo Frente (dirigido por Ivan Serpa). Al año siguiente, según rememora Gullar, regresó a instalarse en Rio, llegando a participar en la Exposição Nacional de Arte Concreta de 1957. El escultor fue uno de los fundadores —con el autor en 1959— del grupo neoconcreto. Tras residir en París de 1961 a 1965, retornó a Rio. Al fallecer a los 93 años, Weissmann era uno de los últimos sobrevivientes del movimiento neoconcreto.

El crítico [José Ribamar] Ferreira Gullar (1930–2016) se afiliaba ya a los principios básicos del grupo neoconcretista. Tras publicar su texto: “Teoría del No-objeto” [ver Archivo Digital ICAA (doc. no. 1091374)] en el Suplemento Dominical del Jornal do Brasil (diciembre 19-20 de 1959) se convierte, de hecho, en el teórico de la tendencia. El presente texto fue publicado (18 de Julio de 1959) en el mismo periódico de Rio donde el autor era asiduo colaborador.

[Para algunos textos clave de Ferreira Gullar, ver “Manifesto Neoconcreto” (doc. no. 1110328); “Do quadro ao não-objeto” (doc. no. 1091272); “Cor e estrutura-cor” (doc. no. 1091219); “A poesia neoconcreta” (doc. no. 1315256); “Arte neoconcreta: uma experiência radical” (doc. no. 1315414); “Arte Concreta” (doc. no. 1315020); y “Da arte concreta à arte neoconcreta” (doc. no. 1315036), entre otros].