Este texto es una importante intervención teórica de Juan Acha en la polémica surgida en torno a la obra Motociclista No. 3, de Luis Zevallos Hetzel, ganadora del premio principal en el concurso de pintura organizado por los Festivales de Ancón. Acha cuestiona la imputación de plagio y denuncia el tono moralista de los detractores de ese tipo de propuestas. El artículo destaca que las críticas provienen de quienes desconocen los métodos de reproducción característicos del Pop Art, así como lo substancial del arte actual. Citando ejemplos internacionales, Acha desacredita las acusaciones de plagio argumentado que “el anuncio es un objeto para el artista pop, como un florero lo era para el naturalista”; lo substancial del pop no estaría en la imagen sino en las dimensiones, los colores y la repetición. El autor reivindica además el filo crítico del pop; al producir obras “abiertas” y “frías” incita al espectador a darle significaciones al objeto, ya que este “no dice nada explícito”.

Este artículo de Juan Acha es excepcional por proponer una reflexión teórica —despojada de moralismos— en la gran polémica generada en torno al primer premio en el concurso de pintura otorgado en los Festivales de Ancón de 1969. Trátase de una de las instancias que marcaron la culminación y el quiebre del vanguardismo cosmopolita en la escena peruana de la década de los sesenta.

En las afueras de Lima, Ancón era entonces el balneario de moda. Durante sus eventos de verano había música y teatro, además de conferencias y un concurso de pintura que generó (ese año) gran atención. Tras haberse anunciado el resultado, la revista Caretas publicó una carta donde se advertía que la obra ganadora —Motociclista No. 3, de Luis Zevallos Hetzel— implicaba plagio por ser “copia fiel” de un aviso publicado en los Estados Unidos promoviendo una marca de motocicletas. En el mismo concurso obtuvo mención honrosa un cuadro (de lúdico erotismo pop) realizado por Ugo Camandona, pintor y ceramista italiano radicado en el país, quien también fue acusado de otros supuestos plagios. Ambas denuncias atizaron debate sobre el valor de “lo original” en el arte moderno, así como sobre procedimientos y acciones del arte Pop en la sociedad de consumo. El anacronismo aparente de esa controversia hizo palpable la escasa penetración de ideologías vanguardistas en un medio cultural aún reticente a transformaciones radicales que el arte experimentaba ya a nivel internacional. Todo ello ocurría bajo un contexto local crecientemente dominado por incentivos socializantes y nacionalistas del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968–75) bajo el general Juan Velasco Alvarado. 

[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos de Juan Acha: “Las bienales en América Latina de hoy” (doc. no. 1079465); “¿Está aún vigente la pintura figurativa?” (doc. no. 1097217); “Consideraciones estéticas: Szyszlo en el I. A. C.” (doc. no. 1292805); “En busca de un autor para Túpac Amaru: una candente polémica” (doc. no. 1107496); “La vanguardia pictórica en el Perú” (doc. no. 1142850); “El Homenaje al cuadrado de Josef Albers” (doc. no. 1293025); “El video” (doc. no. 1097190); y “Teoría y práctica de las artes no objetualistas en América Latina” (doc. no. 1088533). Además, véase lo escrito por Acha sobre el polémico homenaje a Sérvulo Gutiérrez: “Artes Plásticas: Sérvulo Gutiérrez” (doc. no. 1107586); “La pintura de Sérvulo” (doc. no. 1107534); “Polémica sobre el homenaje a Sérvulo: Juan Acha responde a Juan Ríos” (doc. no. 1107568); y“Polémica sobre el homenaje a Sérvulo: Juan Acha responde a Juan Ríos; hija de Sérvulo protesta porque el IAC se negó a exhibir el primer cuadro de su padre” (doc. no. 1107551)].