En el contexto peruano, los debates sobre la abstracción se abrieron con la discusión provocada por las declaraciones del pintor Fernando de Szyszlo (n. 1925) a su regreso de París en 1951 —“en el Perú no hay pintores” [véase en el archivo digital ICAA, “Dice Fernando Szyszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (sin autor) (doc. no. 1137793)]. Sin embargo, éstos alcanzaron mayor intensidad durante los años 1954 y 1955, debido a la injerencia tanto del arquitecto Luis Miró Quesada Garland (1914–94) como del escritor Sebastián Salazar Bondy (1924–65), los principales ideólogos del antagonismo entre abstracción y realismo, respectivamente. El primer altercado entre ambos lo motivó la polémica muestra de pintores italianos contemporáneos, exhibida en la Galería de Lima, en mayo de 1954. El lenguaje no-figurativo de esas obras fue entonces percibido como insólito; en particular, en referencia a los experimentos con materiales llamados “pobres” de Alberto Burri (1915–95). Esto ocasionó las críticas ya sea de Antonio Flórez Estrada (1898–1954) [ver su artículo “De Arte: la muestra de óleos de pintores italianos contemporáneos en la Galería de Lima” (doc. no. 858745)] o bien de Salazar Bondy, [“Artes plásticas: pintores italianos contemporáneos” (doc. no. 857210)], quienes le negaron cualquier posibilidad de trascendencia a la abstracción. La respuesta contraria vino de Luis Miró Quesada Garland y originó un áspero intercambio con Bondy, quien defendía, a capa y espada, el compromiso social del artista en la obra de arte. [Consultar los textos con el mismo título “Artes plásticas: sobre arte abstracto” (doc. no. 858965), (doc. no. 859038), y (doc. no. 859095) de Bondy. Además de los artículos de Garland “Sobre el arte abstracto” (doc. no. 858994) y (doc. no. 859071)].