Enrique Lihn presenta una muestra de pintura chilena con obras modernas. Aborda, en términos generales, lo que implica para el espectador relacionarse con obras figurativas o no figurativas (abstractas). Establece que ante un arte que “evidentemente” muestra algo, éste se siente seguro al responder qué es lo representado, creyendo así comprender el significado de la pintura y los objetivos del artista. No obstante, lo representado es la superficie de la obra y, por tanto, nunca existió naturalismo a ultranza; los artistas modernos disociaron esa superficie de su significación. Lihn pide al lector enfrentar el arte figurativo como lo hace con los cuadros de pintores modernos chilenos, puesto que “pintura tradicional o pintura nueva, ambas son igualmente misteriosas”. De la muestra, se revisa sucintamente a tres pintores: Pedro Lira, Juan Francisco González y Pablo Burchard. El objetivo del texto es entregar ciertos elementos para valorar el “fenómeno artístico”.

Enrique Lihn (1929–1988), intelectual, escritor y crítico de arte, fue fundamental en el campo escritural sobre arte desde finales de los cincuenta. A temprana edad tomó cursos de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile; sin embargo, cambió la práctica artística para ahondar en la escritura. En 1965 dirigió la Revista de Arte, de la Facultad de Bellas Artes de la misma Universidad; a lo largo de su trayectoria colaboró con diversas  revistas: Atenea, Cauce y Apsi; así como con los diarios El Siglo, Las Últimas Noticias y La Época. El texto “Palabras para la inauguración de una pequeña muestra retrospectiva de pintura chilena” (doc. no. 750644) fue publicado en los Anales de la Universidad de Chile (1964) y pone en evidencia un perfil pedagógico que procuraba aproximar al público el arte “no figurativo” predominante entonces en la escena artística; éste, a pesar de estar presente desde una década antes, seguía generando rechazo o suspicacias. Lihn optaba por el concepto de “no figurativo” por sobre el de “abstracción” que era el más difundido; a su juicio, todo arte portaba un innegable nivel de abstracción. [Para aprofundar en los planteamientos de Lihn sobre arte, consúltese en el Archivo Digital ICAA “Reflexiones sobre un ensayo de Jorge Elliot” (doc. no. 778602)]. 

En el ámbito de la literatura, Lihn participa de la denominada Generación del ‘50. En 1952, junto con el antipoeta Nicanor Parra (1914–2018), el poeta y mimo Alejandro Jodorowsky (n. 1929), el mecánico Jorge Berti, el esteta Roberto Humeres (1903–1978), el humanista Luis Oyarzún (1920-1972) y el bibliófilo Jorge Sanhueza, montaron colectivamente El quebrantahuesos, poesía visual vía collage (hecha con recortes de diarios y revistas), luego reutilizados para intervenir en distintos lugares de la ciudad de Santiago. En 1975 varios de los “Quebrantahuesos” fueron reproducidos en el único número de la revista Manuscritos, editada por el teórico Ronald Kay (1941–2017) y diseñada por Catalina Parra (n. 1940), hija de Nicanor. Comúnmente se indica como gestores de los “Quebrantahuesos” a Parra, Jodorowsky y Lihn; no obstante, en Manuscritos se establece que el concepto fue de Parra y que el comité de redacción estuvo compuesto por los siete autores mencionados. [Véase, “El quebrantahuesos” (doc. no. 752517)].

Lihn escribió sobre diversos artistas; entre ellos, el pintor Pedro Luna (1896–1956), al que definió como sensorial y sentimental. [Al respecto, se encuentra accesible en el Archivo Digital ICAA “Pedro Luna, el pintor” (doc. no 765294)]; además, sobre la exposición pictórica Kafka y nosotros de Roser Bru (1923–2021) y sobre la fotógrafa Paz Errázuriz (n. 1944), ver “Paz Errázuriz y el tango” (doc. no. 773616)].