El poeta y crítico de arte Enrique Lihn (1929–1988) escribió acerca de la obra de Pedro Luna (1896–1956) para un libro dedicado al artista y editado por el IEAP (Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile) cuya política de divulgación logró diversos títulos enfocados en los artistas y sus obras. Fundada en 1945 por el pintor y grabador Marco Bontà (1899–1974), la institución operó hasta mediados de los setenta aunque su perfil se modificó a la medida en que surgieron otras entidades de la universidad, como el Centro de Estudios Latinoamericanos y fue cambiando la situación política del país. Bajo la dirección de Bontà se fundó el Museo de Arte Contemporáneo en 1947 que organizaba itinerancias de exposiciones en las sedes regionales que la Universidad de Chile tenía, colaborando también con otras instituciones. [Para más datos al respecto, consúltese en el Archivo Digital ICAA “La historia y sus carencias. Introducción” (doc. no. 756093) de Guillermo Machuca y “América, no invoco tu nombre en vano” (doc. no. 775191) de Carlos Maldonado].
Nacido en el sur chileno, Pedro Luna fue oriundo de Los Ángeles, trasladándose posteriormente a la capital (Santiago). A los 16 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes donde estudió con Juan Francisco González (1853-1933), Alberto Valenzuela Llanos (1867-1925), Pedro Lira (1845-1912) y Fernando Álvarez de Sotomayor (1875-1960), director de la Escuela e influyente en la Generación del ‘13 de la que Luna participó. Otros artistas considerados parte de este grupo fueron: José Prida (1889-1984), pintor de origen español; Ulises Vásquez (1892-1949); Agustín Abarca (1882-1953); Abelardo “Paschín” Bustamante (1888-1934), pintor, grabador y escultor; Enrique Bertrix (1895-1915); Elmina Moisan (1897-1938); Arturo Gordon (1883-1944) y Julio Ortíz de Zárate (1885-1946), quien posteriormente será integrante del Grupo Montparnasse. La producción del grupo era diversa con puntos comunes en lo temático; trabajaban con el retrato, paisaje y escenas costumbristas. En lo formal, se caracterizaron por dar presencia a la materia pictórica reforzada por la luz y el color, todo ceñido a convenciones formales del realismo. El poeta Pablo Neruda (1904-73) los denominó “Heroica capitanía de pintores”, definidos como bohemios, melancólicos aunque atentos al contexto social. [Para mayor información sobre el grupo, véase “Apuntes para un estudio de la Generación del '13” (doc. no. 773707) de Ricardo Bindis y “Palabras para la inauguración de una pequeña muestra retrospectiva de pintura chilena” (doc. no. 750644) de Enrique Lihn].