La fotógrafa Paz Errázuriz (n. 1944) exhibió por primera vez su serie Tango en 1988 en la galería Carmen Waugh-La Casa Larga de la capital chilena, bajo el nombre De a dos. Para esa ocasión el catálogo contó con el texto “Paz Errázuriz y el tango” del crítico y escritor Enrique Lihn (1929-1988). Ésta no era la primera colaboración entre ambos, ya que en 1983 Lihn publicó el Paseo Ahumada, libro de poesía experimental cuyo formato replicaba un periódico en su formato e incluía fotografías de Errázuriz y de Marcelo Montecino (n. 1943).
Siendo autodidacta, Errázuriz ha conseguido generar una obra fotográfica que deja una impronta en el campo artístico chileno; sus series de retratos e imágenes encarnan diversos grupos sociales, valiéndole ser reconocida como “la fotógrafa de los marginales” imprimiendo así una estética de la periferia. Al paso del tiempo, su trabajo ha desarrollado una imagen de ética que muestra los contrastados modos de vida que se articulan en Chile y con los cuales se involucra. Más allá de su trayectoria fotográfica, fue fundadora de la AFI (Asociación de Fotógrafos Independientes, 1981-90), grupo que mediante el registro y colaboración con la prensa nacional e internacional denunció la represión y desafió la censura que se vivió en Chile tras el golpe pinochetista (1973-90) que dio paso a un autoritarismo que se extendió durante 17 años. En dicho período, la fotógrafa colaboró con el C.A.D.A. (Colectivo Acciones de Arte), particularmente en la propuesta denominada Viuda (1985) la última acción del colectivo. [Véase en el Archivo Digital ICAA “Viuda: inserto del C.A.D.A” (doc. no. 732034)].
La escritura ejerce un rol fundamental en el trabajo de Errázuriz, de tal forma que el libro desarrollado a la par con escritores es parte vertebral de su obra; entre ellos: La manzana de Adán (1990) con la periodista cultural Claudia Donoso (n. 1955); El infarto del alma con la escritora Diamela Eltit (n. 1949) o bien La luz que me ciega con la poeta Malú Urriola (n. 1967). Además, su trabajo ha sido expuesto por medio de distintos soportes no habituales en la fotografía; su amplia trayectoria y propuestas diversas le valieron el reconocimiento con el Premio Nacional de Artes Plásticas (2017), máximo galardón artístico que otorga el Estado de Chile. [En referencia a otro texto sobre su obra, véase “El nomadismo fotográfico de Paz Errázuriz” (doc. no. 757526) de Justo Pastor Mellado].