Gustavo Jaén escribe este artículo para el diario caraqueño El Universal, con motivo de la muestra de la obra de Mercedes Pardo en el Museo Sacro. Al presentar el significado del cromtismo en su obra —en referenencia a contenidos perceptuales, emocionales y simbólicos— Jaén estructura su artículo en cinco cortos apartados: Antes que nada, el autor recuerda la muestra retrospectiva de su pintura (1991) en la GAN (Galeria de Arte Nacional), donde el intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri destacó la naturaleza religiosa de esa obra al referirse a ella como “catedral”. El artículo subraya el amor de Pardo por sus cuatro nietos llegando a comentar sobre la personalidad de cada uno —cuatro de las obras expuestas están dedicadas a ellos. La tercera sección se refiere a su marido, Alejandro Otero, llegando a resumir las diferencias entre ambos: “investigación ávida e insatisfecha” de parte de él, “exigencia muy estricta” para ella. Otra sección anticipa la apertura de la próxima exhibición de Pardo en el Museo Sacro. Finalmente, Jaén establece un paralelo entre el enfoque que hace Pardo de su obra y el de la gente hacia la religión, ambos inmersos en fe, esperanza y orgullo.

El título del artículo, “El azul y el mas allá” se refiere a los comentarios del autor sobre el significado simbólico del cromatismo en este texto donde el azul se asocia con los “confines celestiales”. Lo que hace el periodista Gustavo Jaén es presentar al público venezolano la más reciente muestra: Mercedes en el Museo Sacro. Obras Recientes de Mercedes Pardo (Caracas, agosto 11–septiembre 15, 1996). Jaén señala la arquitectura colonial y la reciente restauración del espacio museológico; fundado en 1888 como Escuela Episcopal y bajo una reestructuración reciente tras haber sido declarado Monumento Nacional Histórico (1981). La edificación se yergue sobre el antiguo cementerio de la Catedral de Caracas (1673–1872). Debido a la importancia del lugar en la historia local del catolicismo, el museo lo administra la Arquidiócesis caraqueña; tanto sus colecciones como las exposiciones se dedican al arte religioso. Lo cual explica el enfoque de Jaén hacia la abstracción de Mercedes Pardo (1921–2005): desde una pespectiva colorística, en vista de lo que pudiera ser considerado en su producción como “sagrado”. El anécdota de la figura política Arturo Uslar Pietri (1906–2001), refiriéndose al espacio expositivo con obras de Pardo como “una catedral”, propicia un punto de apoyo para el argumento de Jaén que vincula la religión a su producción; se refiere a la retrospectiva de Pardo realizada en 1991 en la GAN: Moradas del Color.

Gran parte del artículo se dedica a la familia de Pardo; sus cuatro nietos son mencionados: Diana, Inés, Camila, and Diego ya que, entre las 24 obras expuesta, cuatro fueron hechas para ellos: Viva Diana, Astrolabio de Simbad, King Arthur’s Unpredictable Ghost y La Locomotora de Diego. Otros textos sobre la muestra centran su narrativa en el nexo familiar. Se menciona la relación con el marido de Pardo, Alejandro Otero’s (1921–1990), y el autor destaca respeto mutuo ante diferencias creativas.  

[En referencia a textos  sobre la exhibición de Pardo en el Museo Sacro, consúltese en el Archivo Digital ICAA: Virginia Minaya, “Soy pintora existencial y de pocas galerías” (doc. no. 1331020); Yasmín Monsalve, “Vivo la pintura siempre, ese es mi modo de ser” (doc. no. 1331036); y anónimo, “Temor y temblor en busca de una íntima trascendencia” (doc. no. 1331053). Para lecturas que destacan el enfoque experimental de Pardo, véase Gloria Carnevali, “El Espacio en la pintura de Mercedes Pardo” (doc. no. 1102285); y María Fernanda Palacios, “Pintura y vida” (doc. no. 1102253)].