Respuesta de Sebastián Salazar Bondy, escritor y ensayista peruano, a la carta abierta publicada por el pintor Fernando de Szyszlo y enviada desde París. El tono beligerante de la réplica de Szyszlo quedó opacado con su (hoy famosa) declaración al diario La Prensa: “no hay pintores en el Perú”. Con su abierto rechazo a la plástica coetánea de su país, protagonizó el primer debate peruano en torno al arte no figurativo, al provocar la respuesta airada tanto de intelectuales como de artistas del propio medio. La frase aludió a la ausencia de referentes locales para cualquier artista que aspirara entonces a insertarse dentro de las últimas tendencias de la plástica mundial. No obstante, la polémica trajo a la luz aquellos términos que definirían una modernidad artística local, evidenciando así divergencias dentro de la intelectualidad progresista.
En el contexto peruano, los debates sobre la abstracción se abrieron con la discusión provocada por las declaraciones del pintor Fernando de Szyszlo (n. 1925) a su regreso de París en 1951, al declarar que “en el Perú no hay pintores” [véase en el archivo digital ICAA “Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (sin autor) (1137793)]. Sin embargo, estos alcanzaron mayor intensidad durante los años 1954 y 1955, debido a la injerencia tanto del arquitecto Luis Miró Quesada Garland (1914–94) como del escritor Sebastián Salazar Bondy (1924–65), los principales ideólogos del antagonismo entre abstracción y realismo, respectivamente. El primer altercado entre ambos lo motivó la polémica muestra de pintores italianos contemporáneos, exhibida en la Galería de Lima, en mayo de 1954. El lenguaje no-figurativo de esas obras fue entonces percibido como insólito; en particular, en referencia a los experimentos con materiales llamados “pobres” de Alberto Burri (1915–95). Esto ocasionó las críticas de Antonio Flórez Estrada (1898–1954) [consulte su artículo “De arte: la muestra de óleos de pintores italianos contemporáneos en la Galería de Lima” (858745)] o de Salazar Bondy, quienes le negaron cualquier posibilidad de trascendencia a la abstracción. La respuesta contraria vino de Luis Miró Quesada Garland [vea “Opinión sobre las críticas al arte abstracto” (858807)] y originó un áspero intercambio con Salazar Bondy, quien defendía, a capa y espada, el compromiso social del artista en la obra de arte.
[Para más información, consulte los textos de Sebastián Salazar Bondy, con el pseudónimo de “Juan Eye”, todos con el mismo título de “Artes plásticas: sobre arte abstracto” (858965), (859038) y (859095); y los artículos de Luis Miró Quesada Garland “Sobre el arte abstracto” (858994) y (859071)].