El sociólogo Oswaldo Barreto analiza la obra de Régulo Pérez, partiendo de su sentido de búsqueda personal y su encuentro feliz con la ciudad de Caracas. Para ello, el autor realiza un recorrido cronológico de tres décadas (de los cincuenta a los ochenta aproximadamente), enfatizando tres aspectos: la influencia de sus primeras vivencias y el encuentro con la naturaleza del estado venezolano de Guayana; el desarraigo respecto al mundo anterior debido al “viaje del pintor a Europa”; y la necesidad de expresar su visión del mundo con un estilo asaz personal. Al mismo tiempo, Barreto va señalando los dos elementos constantes en el trabajo plástico, referido a la representación de la naturaleza siempre contrapuesta a la ciudad y su actitud de protesta.

Oswaldo Barreto realiza un análisis sociológico de la producción plástica de Régulo Pérez (n. 1929) con motivo de la exposición Caracas, cara a cara, realizada en la sede del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1980. El autor ordena su texto con referencias cronológicas, al mismo tiempo que va enlazando conjuntamente las vivencias del artista plástico venezolano con el contexto que le corresponde vivir, así como la influencia que cada uno de estos momentos deja en su obra.

Esta visión —aunque no sea nada ajena y haya sido varias veces discutida por los críticos de la obra de Régulo Pérez— es aquí planteada y analizada por Barreto con toda la propiedad que le da su perspectiva como sociólogo. De hecho, las referencias que se dan en el texto hablan más del hombre problematizado que busca expresarse por intermedio del arte, antes que de la obra misma de Régulo Pérez como producto final. Se enfatizan las búsquedas personales del artista, así como también “el largo encaminamiento” de Régulo Pérez y su encuentro con la urbe, en contraste siempre con la naturaleza. 

Este ensayo representa prácticamente el único estudio sociológico hecho en relación a la obra de Régulo Pérez. El autor dio un paso más allá de las simples influencias circunstanciales en el proceso creativo del artista, estableciendo relaciones históricas, políticas, sociales, económicas (e incluso personales) de Régulo Pérez con su entorno, dejando que todo ello fuera definiendo al hombre-artista.

Respecto a la obra del artista, consulte de Rafael Pineda “Régulo y el eje Orinoco – Pintura” [doc. no. 1154220] y “Naturaleza y cultura” (texto original tomado del catálogo“Régulo en Acquavella”, Caracas, 1981)” [doc. no. 1154268]; el ensayo de Bélgica Rodríguez “Régulo: un nuevo lenguaje” [doc. no. 1157776]; el texto de Roberto Guevara “Régulo y la cultura visual” [doc. no. 1157759]; el análisis de Jesús Sanoja Hernández “Prólogo serio para el más serio de nuestros humoristas” [doc. no. 1154188]; de Mingui Betancourt “Pinto vampiros porque no sé pintar flores” [doc. no. 1157808]; “Conversando con Régulo Pérez: entrevistado por Berna Parra, María Eugenia Sánchez y Margarita Villarroel” [doc. no. 1154236]; la cronología parcial de Ivette Villarreal “La salvación por la imagen” [doc. no. 1154300]; la reproducción de la carta escrita por Pérez rechazando el 1.er Premio de Pintura otorgado en la Exposición Nacional de Artes Plásticas en 1972, en el artículo “El pintor Régulo Pérez rechazó 1.er premio de la Exposición Nacional de las Artes Plásticas” [doc. no. 1157824]; además de su texto “Entrevistas imaginarias” [doc. no. 1154284].