Primera entrega de la encuesta (que constó de dos partes) “Por qué no vivo en el Perú…” realizada en 1981 por la revista Hueso Húmero. Primero, la publicación plantea dicha interrogante a diez intelectuales (pintores, literatos y ensayistas) los cuales, por diversas razones, dejaron el Perú. Ellos son: el crítico de arte Juan Acha, el novelista Alfredo Bryce Echenique, la crítica literaria Sara Castro-Klarén, el poeta y artista Jorge Eduardo Eielson, el abogado Gastón Fernandez, los escritores Carlos Meneses y Rodolfo Hinostroza, el historiador y sociólogo Hugo Neira, el pintor Carlos Revilla y el escultor Joaquín Roca Rey. Establecido en México, Acha manifiesta haber hallado en ese país “Prestigio nacional de las artes visuales con apoyo del Estado, intensa política museográfica y de simposios, más facilidades para viajar y entrar en contacto con el arte de otras partes”. A su vez, Eielson responde resentidamente desde Italia que “nací exiliado y moriré exiliado, porque el exilio es mi estado natural, geográfico, social, afectivo, artístico, sexual, Lima no es una ciudad para vivir sino, al contrario, un lugar ideal para morir”. Por su parte, Revilla, tras enumerar las múltiples carencias del medio local, sostiene que “hay una razón más profunda, que se vincula con una vieja tradición de nomadismo que desde siempre ha hecho viajar a los artistas”. Roca Rey apela, a su vez, al ejemplo del Inca Garcilaso [de la Vega], “primer y grande exiliado del nuevo mundo”, reforzando con cierta ironía: “nosotros, los ausentes, sin habernos desvinculado nunca, podemos también contar el Perú a nuestro modo contribuyendo a actualizar su imagen en el exterior”.