Mário Pedrosa menciona por primera vez, en este texto, la idea de “lo posmoderno”; aunque su texto no se refiera a ninguna exposición, traza un panorama de los desdoblamientos recientes en la obra de Hélio Oiticica que se transfiere, así, de la forma a proposiciones ambientales.
Oiticica surge en la escena artística de Río de Janeiro en los años cincuenta en el contexto del Grupo Frente (en torno a la figura profesoral de Ivan Serpa) y de la amplia recepción en el país que cobraba el arte concreto (encabezado por Waldemar Cordeiro desde 1952). Participa del movimiento neoconcretista (no desde un inicio, ni tampoco aparece nombrado en el manifiesto de 1959) y, ya en la década de los sesenta, ejerce liderazgo en las propuestas experimentales del arte brasileño descollando en la muestra Nova Objetividade Brasileira (1967). Más allá de sus propuestas artísticas, Oiticica brinda aportes para la reflexión crítica en Brasil, ya sea por el contenido (por momentos teórico) de sus textos o bien por la singularidad de su escritura. En la década de los setenta reside en los Estados Unidos —tras haber participado en la muestra Information (MoMA, 1970)— regresando al país en 1980 donde, meses después, fallece. Su legado implica un compromiso infatigable, ético y radical, con la experimentación.
El intelectual y político Mário Pedrosa (1900–81) es, sin lugar a dudas, el teórico y crítico vertebral del arte brasileño en el siglo XX. Fue inicialmente redactor de política internacional para el Diário da Noite, afiliándose desde la década de 1920 al PCB (Partido Comunista Brasileño). Estuvo preso en 1932 por su militancia política (entonces trotskista). Durante el Estado Novo getulista, vive el exilio en Francia y Nueva York, y sólo regresa al Brasil en la posguerra, colaborando en el Correio da Manhã. Su antiestalinismo lo lleva a fundar el semanario Vanguarda Socialista. Presenta una tesis de docencia en estética, “Da natureza afetiva da forma na obra de arte” (1949), en la Faculdade de Arquitetura (Río), donde coloca todo su bagaje filosófico y de sicología de la Gestalt, siendo en esa época uno de los fundadores de la AICA (1948) y organizador del Congreso Internacional de Críticos de Arte (Brasilia, 1959). Escribe la columna de crítica de arte en Tribuna da Imprensa (1950–54) y, en esa década, es miembro organizador de la II y III bienales de São Paulo (1953 y 1955), pasando a dirigir el MAM-SP (1961–63). Es secretario del Consejo Nacional de Cultura en el breve gobierno de Jânio Quadros. Durante la dictadura militar se refugia en Chile y pasa a dirigir en Santiago el Museo de la Solidaridad; tras el golpe de Pinochet (1973) parte a La Habana como secretario del Museo de la Resistencia Salvador Allende. Sólo regresa al Brasil en 1977 (durante los inicios de la Amnistía) y es el primero en firmar el manifiesto de creación del PT (Partido dos Trabalhadores, 1980). Su vastísima biblioteca (8 mil volúmenes) está parcialmente accesible en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos de Mário Pedrosa “Abstração ou figuração ou realismo?” (doc. no. 1085648); “Arquitetura e crítica de arte” (doc. no. 1086553); “Crise nas artes individuais” (doc. no. 1110406); “Da abstração a auto-expressão” (doc. no. 1085707); “Da lógica na apreciação artística” (doc. no. 1086587); “Debate: o artista e a crítica” (doc. no. 1110951); “Lições do Congresso de Críticos” (doc. no. 1110410); “Paulistas e cariocas” (doc. no. 1085056); “Pintura brasileira e moda internacional” (doc. no. 1126469); y “Problemas da pintura brasileira” (doc. no. 1075171)].