El historiador y crítico de arte Alfredo Boulton analiza en este ensayo el pensamiento y la filosofía artística de Jesús Rafael Soto (1923–2005), ubicándolo en un lugar privilegiado dentro de la vanguardia plástica, fruto de la indetenible evolución humana. Igualmente, hace mención de algunos de los mecanismos ópticos utilizados, así como de diversos aspectos fundamentales dentro de su obra, como lo es la participación del espectador y su relación con la obra. Al final, resalta los aportes de Soto a la resolución de diversos problemas de percepción enfrentados por los artistas desde tiempos inmemoriales.

Este texto del historiador, fotógrafo y crítico de arte venezolano Alfredo Boulton (1908–95) pertenece al catálogo de la Exposición Universal de Montreal de 1967, donde el artista plástico Jesús Rafael Soto (1923–2005) y el arquitecto Carlos Raúl Villanueva (1900–75) eran la representación del pabellón de Venezuela. En este ensayo, en lugar de hacer una simple recopilación de datos biográficos o artísticos, Boulton utiliza la obra y el pensamiento de Soto como paradigma de la evolución humana en el campo de las artes visuales, siguiendo el ejemplo de artistas vanguardistas como Marcel Duchamp o André Breton. Para Boulton, la obra de Soto es producto del proceso evolutivo que abarca todos los aspectos de la creación humana, incluido el artístico. Sin embargo, a veces, dicha evolución resulta incomprendida, especialmente cuando supera las barreras previamente impuestas y abarca nuevas dimensiones antes inimaginables. El verdadero aporte de Soto, en su opinión, está en la redefinición de conceptos como “forma” e “imagen” y de elementos como “el color” y “el movimiento”. El tema principal de la Expo 67 era “El hombre y su mundo”, haciendo especial énfasis en las relaciones ideológicas, culturales y científicas que establece el ser humano con su entorno. Tal es también un concepto recurrente en la filosofía artística de Soto, debido a que, en su obra, el individuo es un elemento fundamental, y las relaciones que se establecen (entre el espectador y la obra) son lo que le da el verdadero significado. Trátase de una relación simbiótica donde, sin uno, no puede existir (estéticamente) lo otro. La colaboración entre Soto y Villanueva tiene precedentes, ya que exactamente diez años antes,  Soto había colaborado con una Estructura Cinética en el proyecto de Síntesis de las Artes que el arquitecto venezolano llevaba a cabo en el recinto de la Ciudad Universitaria de Caracas.

Para otros textos sobre el artista Jesús Soto, consulte el texto de Boulton “Jesús Soto 1971” [doc. no. 1059661]; el ensayo de Ariel Jiménez “Jesús Soto: Lo visible y lo posible” [doc. no. 1073684]; el artículo de Alejandro Otero “Las estructuras cinéticas de Jesús Soto” [doc. no. 850667]; el texto de Guillermo Meneses “Soto” [doc. no. 1080690]; el de varios autores titulado “Soto: Estructuras cinéticas” [doc. no. 1059619]; el texto de Umbro Apollonio “(Sin título) [Texto del catálogo “Vibrations by Soto” de The Kootz Gallery 1965]” [doc. no. 1069781]; el texto de Roberto Guevara “La energía como realidad” [doc. no. 1102332]; el texto de Vladimir Tismaneanu “La metafísica del espacio en la obra de Soto” [doc. no. 1101524]; y la entrevista de Roberto Guevara “La nueva lectura de la realidad: Una conversación con el maestro Jesús Soto” [doc. no. 1059731].