"Inversión de escena", texto escrito por Nelly Richard (n. 1948), se leyó en un debate realizado en el marco de la muestra Provincia Señalada (1983), expuesta en Galería Sur en Santiago, con cocuraduría de los artistas Carlos Leppe y Gonzalo Díaz, integrantes de la denominada Escena de Avanzada. Ambos incluidos dentro de la amplísima lectura de Richard que cristalizó en su libro, publicado en 1986, Margins and Institutions. Art in Chile Since 1973. El volumen se centró en obras que reformularon el nexo entre “arte y política” a través de un trabajo semiótico cuyos signos abandonan lo ilustrativo, explorando distintos medios y soportes más allá del arte tradicional.
Provincia Señalada agrupó a 16 pintores jóvenes: Mónica Álvarez, Francisca Arriagada, Asunción Balmaceda, Rodrigo Cabezas, Daniel Dannemann, Roberto Di Girolamo, Carlos González, Nury González, José Diego Hernández, Cecilia Juillerat, Ana Luisa Kohon, Francisca Núñez, Jacques Sterenberg, Luis Valdivieso, Rodrigo Vega y Yerko Yankovic, quienes, siguiendo la propuesta curatorial, cambiaron sus obras pictóricas transcurridos 15 días de la muestra. Otra particularidad de la curatoría, es que se posicionó como una respuesta a la lectura conceptualista formulada por Richard sobre la producción chilena contemporánea, impulsada por los propios artistas que la integraban, es decir, Díaz y Leppe. En especial, al lugar asignado a la pintura cuando se impulsaba una renovación en el contexto de la censura y la represión promovidas por la Dictadura Militar (1973-90). [Para más información sobre este debate véase en el Archivo Digital ICAA: "Gonzalo Díaz: El Kilómetro cientocuatro" (doc. no. 734722) de Justo Pastor Mellado; así como "Intertexto" (doc. no. 734686), "Return to the pleasurable" (doc. no. 743686) y "Retroactivaciones de un proceso" (doc. no. 730159) de la propia Richard]
En ese momento, el campo del arte se enfrascó en una dicotomía entre pintura y prácticas contemporáneas. Era Richard una de las voces críticas respecto del rol de la pintura, en la medida en que la reivindicación de la subjetividad como parte de la práctica pictórica significaba, para ella, una desconexión de la compleja realidad sociopolítica chilena. En el fondo, el problema no era la pintura en sí —de hecho estudió la obra de artistas como Juan Domingo Dávila (n. 1946) o Eugenio Dittborn (n. 1943)—, sino la reivindicación de una autonomía pictórica. Esto es, una autorreferencialidad que gira en torno a la pura interioridad del artista. En la escena oficial del arte (y bajo el trasfondo de la censura en esa época) se promovió ampliamente la pintura contemporánea, enfatizando mundos interiores, así como la expresión y subjetividad del artista. En "Inversión de escena" la preocupación manifestada por la autora señala en esa dirección que revela sus temores respecto de un arte que abandone su potencial crítico. El trasfondo es su incapacidad transformadora en un contexto altamente represivo, en lo oficial, y reprimido, en lo personal.