Carta que Guillot Muñoz, connotado escritor y periodista, envía a su amigo Pedro Figari, dando cuenta no solamente de las críticas que en esos años recibía en Montevideo su pintura, sino también de las incondicionales adhesiones que Figari había obtenido en un núcleo reducido de escritores y artistas uruguayos de la década de 1920, en su mayoría participantes de la corriente que dio en llamarse “nativismo”. Guillot Muñoz señala al grupo TESEO, dirigido por Eduardo Dieste, como uno de los principales forjadores, junto a un grupo de escritores, de una suerte de movimiento “figarista”, asunto que —a juzgar por los documentos históricos— es más una pulsión de amistoso entusiasmo que Guillot Muñoz pretende transmitir al Figari dolido por la falta de comprensión en su propio país, que un hecho plasmado como movimiento real entre los intelectuales locales.

En la década de 1920, la pintura de Pedro Figari fue, en general, denostada por la clase política y por un tipo de crítica periodística que no era profesional todavía. De hecho, los temas de esa pintura figarista, que pretendía reivindicar aspectos culturales de la tradición rioplatense, era generalmente vista como una caricatura absurda por aquellos políticos que entendían la tradición nacional en términos épicos y solemnes, cuando no mascaradamente europeos. Ningún integrante de los cuadros políticos tomó la iniciativa de adquirir obra de Figari para propiedad del Estado en esos años, a pesar de las solicitudes planteadas en ese sentido. Gervasio Guillot Muñoz, junto con su hermano Álvaro, había publicado un importante libro sobre dos poetas franco-uruguayos, Jules Laforgue e Isidore Ducasse, conde de Lautréamont en Francia, a quien había conocido en el grupo surrealista original. En 1924, Guillot Muñoz fue cofundador, en Montevideo, de la revista Cruz del Sur, cuya publicación se extendió hasta 1931 formando parte del grupo de revistas culturales con sesgo literario que emergieron en la década de 1920; entre ellas, La Pluma, Cartel, Alfar y otras.

Desde la revista Cruz del Sur se defendió lo que se entendía por “nativismo”, que no era una simple reivindicación de tradiciones agrarias locales, sino una reformulación de la cultura urbana en el marco de esas tradiciones y en el del cosmopolitismo contemporáneo. De ahí que la pintura de Figari supusiera una suerte de puente entre la cultura europea y los particularismos nativistas.

Pedro Figari (1861–1938) desarrolló distintos frentes del activismo cultural: filosófico, periodístico, pedagógico, jurídico, político y artístico. Bregó por el desarrollo de un humanismo universal que incluyera, y partiera, del conocimiento empático del propio acervo cultural regional traducido en tradiciones, naturaleza, sociedad.

[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos del polímata uruguayo: “Las exposiciones Cuneo y Michelena [Un juicio de Pedro Figari]” (doc. no. 1233819); “Industrialización de la América Latina, Autonomía y Regionalismo: Carta abierta dirigida por el Dr. Pedro Figari al Excmo. señor Presidente de la República Oriental del Uruguay” (doc. no. 1181222); “Un poco de crítica regional” (doc. no. 1258164); “América Autónoma: no basta instruir, hay que enseñar a trabajar” (doc. no. 795325); “Arte, técnica, crítica. Conferencia bajo el patrocinio de la Asociación Politécnica del Uruguay” (doc. no. 1263840); “Autonomía Regional” (doc. no. 1254337); y “Una carta de Pedro Figari” (doc. no. 1197040)].