La carta abierta de Pedro Figari (1861–1938) aparece en 1918 cuando el escultor Bernabé Michelena (1888–1963) y el pintor José Cúneo (1887–1977) realizaban una muestra conjunta en la galería Corralejo de Montevideo. Es el momento de las primeras apariciones de Cúneo recién llegado de uno de sus viajes a Europa; momento también en que la carrera pictórica de Figari está a punto de emerger públicamente. No cabe duda de que este último había madurado un proyecto artístico donde su paleta se manifestaría con audacia, una cuestión delicada (y en cierta medida sacrílega) que produciría reparos en el medio local uruguayo, bastante conservador a lo europeo. En este período, las opiniones de Figari contribuyen a la renovación estética que tendrá pleno desarrollo en la década de 1920. Muchos años después será el propio Cúneo quien reconozca en Figari una notable audacia cromática que ningún artista uruguayo logró antes.
Pedro Figari desarrolló distintos frentes del activismo cultural: filosófico, periodístico, pedagógico, jurídico, político y artístico. Bregó por el desarrollo de un humanismo universal que incluyera, y partiera, del conocimiento empático del propio acervo cultural regional traducido en tradiciones, naturaleza, sociedad.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos del polímata uruguayo: “Industrialización de la América Latina, Autonomía y Regionalismo: Carta abierta dirigida por el Dr. Pedro Figari al Excmo. señor Presidente de la República Oriental del Uruguay” (doc. no. 1181222); “Un poco de crítica regional” (doc. no. 1258164); “América Autónoma: no basta instruir, hay que enseñar a trabajar” (doc. no. 795325); “Arte, técnica, crítica. Conferencia bajo el patrocinio de la Asociación Politécnica del Uruguay” (doc. no. 1263840); “Autonomía Regional” (doc. no. 1254337); y “Una carta de Pedro Figari” (doc. no. 1197040)].