Carlos Vaz Ferreira (1872–1958) fue el filósofo por excelencia en el ambiente académico uruguayo durante la primera mitad del siglo XX; entre sus libros, Moral para intelectuales, Fermentario y Lógica viva son los que constituyen un corpus doctrinario que merece ser discutido y tomado en cuenta en la actualidad. Fue nombrado “Maestro de Conferencias” de la Universidad de la República, llegando a ser el rector al inicio de la década de los treinta.
El autor de este artículo, por lo tanto, se dirige con respeto hacia su persona filosófica, pero le critica lo que, precisamente, ha estado en el eje discursivo de casi todas sus conferencias: la lógica amortiguadora del “justo medio” y el “eclecticismo”, ya sea actitud epistemológica o bien conducta social. La radicalidad del pensamiento emergente, en las filas de la izquierda política, no admitía entonces la posibilidad de una zona “neutral” en el debate ideológico, ya que toda neutralidad era considerada parte activa contraria al pensamiento revolucionario. En este sentido es necesario señalar que la revista Movimiento —publicada entre 1933 y 1936 en Montevideo— era continuación de la publicación Aportación que había sido fundada a instancias de David Alfaro Siqueiros en su visita de 1933 e, inobjetablemente, recogía lineamientos del Komintern en su clásica proclama “clase contra clase” de 1928. La revista era el órgano de prensa de la C.T.I.U (Confederación de Trabajadores Intelectuales del Uruguay) cuya estructura confederada, en su seno, albergaba la agrupación de artistas plásticos. Por lo tanto, dichas pautas ideológicas incidieron en el perfil asumido, al inicio, por el “realismo social” en la pintura y la escultura.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos sobre este tema escritos por Juvenal Ortiz Saralegui: “Consideraciones sobre la expresión heroica” (doc. no. 1225615); “Fuera del Salón Oficial” (doc. no. 1221528); “Hacia el arte revolucionario” (doc. no. 1198856); “Hacia el arte revolucionario III” (doc. no. 1198748); y “Los jurados de los salarios artísticos de 1935 atentó contra la cultura” (doc. no. 1225596)].