El poeta Juvenal Ortiz Saralegui (1907–59) fue uno de los intelectuales cooptados por la explosiva prédica pictórico-ideológica de David Alfaro Siqueiros durante su breve estadía en Montevideo (febrero-abril de 1933). JOS participó, junto al poeta Basso Maglio (1899–1961), en la creación de la AER (Asociación de Escritores Revolucionarios), afiliada a la CTIU.
A partir de entonces publicó reiteradas veces en la revista Movimiento, publicación difusora del ideario de la CTIU (Confederación de Trabajadores Intelectuales del Uruguay). En el artículo “Hacia el arte revolucionario”, JOS define el rol del artista como “individualista” frente a una sociedad “descompuesta”; dicha descomposición plasma en sus obras el “estado social caótico” que proviene del modelo capitalista. En su opinión, es fundamental establecer la diferencia entre dos modelos de artistas: aquellos que “sirven” al capitalismo y aquellos que se “colocan junto al proletariado”. Nótese que, en ambos casos, se trata de artistas que siguen los modelos soviéticos. Según la opinión vertida en el artículo, para lograr esbozar un “mapa revolucionario” en América Latina, es necesario que la lucha exprese la situación de los trabajadores e intelectuales del medio local ¿Por qué? Simplemente, porque estos países son “pueblos jóvenes sin tradición artística”. De alguna manera, JOS propone un arte social con impronta de lugar, un “arte que refleje las aspiraciones del proletariado americano”.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos escritos por Juvenal Ortiz Saralegui: “Consideraciones sobre la expresión heroica” (doc. no. 1225615); “Fuera del Salón Oficial” (doc. no. 1221528); “Hacia el arte revolucionario III” (doc. no. 1198748); y “Los jurados de los salarios artísticos de 1935 atentó contra la cultura” (doc. no. 1225596)].