Juvenal Ortiz Saralegui comenta las ideas de Vicente Basso Maglio en torno a lo que denomina el crítico literario como “la expresión heroica”, con oblicuas alusiones a la obra pictórica de otro uruguayo, Rafael Barradas. Desde reflexiones especialmente literarias y consideraciones sobre el ejercicio creativo, Saralegui entremezcla citas y debates con referencias estéticas y alusiones a las artes plásticas. A manera de un hilo conductor (doloroso) desde la antigüedad a nuestros días, de Europa a América, el autor y su comentarista confrontan esta actitud de trasfondo ético con lo que serían formulismos “facilistas” y previsibles. El artículo tiene interés por brindar testimonio del tipo de discusión estética que buscó forjarse en los círculos literarios (con las implicancias extraliterarias obvias) paralelamente a la forjada por otro crítico y desde la agrupación Teseo. Eduardo Dieste, en el ámbito estricto de las artes plásticas. Tanto Basso Maglio como su crítico compartían un intenso activismo intelectual y en esta oportunidad se centran en una crítica a quienes producen pero no “crean”, asociando la creatividad a una cuota de riesgo existencial.

Juvenal Ortiz Saralegui (1907–59) fue poeta, periodista, activista político antifascista y colaborador de la Segunda República Española, miembro fundador de AIAPE (Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores), colaborador de la revista Alfar (La Coruña, desde 1929), entre otros emprendimientos culturales y políticos en el medio local. Su ensayo publicado en Alfar demuestra una lectura atenta, de análisis universalista, sobre la obra del poeta y ensayista Vicente Basso Maglio La expresión heroica (La Coruña: Biblioteca Alfar, 1928, con carátula de Rafael Barradas). Fue colaborador de varias revistas en la década de los veinte y los treinta tales como La Pluma, La cruz del Sur. Fue también fundador de la radio El espectador (donde trabajó desde 1931 hasta 1961), Basso Maglio estudia en su obra los procesos de creación (literarios, aunque también filosóficos y plásticos), exaltándolos a lo largo de la historia. Saralegui se centra en el dolor, la soledad, o el riesgo social que supone haber en el hecho creativo. Dicho proceso implica tanto valentía como una actitud, calificada por Basso Maglio como “heroica”; o sea, deriva en un  “eco” espiritual a través del tiempo: Platón, Rafael, Mantegna, Santa Teresa de Jesús, Barradas, poetas del ‘900 en Uruguay, críticos y pensadores como Eugenio D’Ors, Walt Whitman, entre muchos otros. En su texto, Saralegui confronta estas figuras ejes del pensamiento creativo con quienes producen —sin que ello implique ningún desafío o involucramiento totalizador— y usa ejemplos que van desde “lo local” a “lo internacional”: desde el  gauchismo previsible en el medio uruguayo a un vanguardismo asimilado.