La Sociedad de Bellas Artes del Perú, cuya directiva suscribe esta carta, fue fundada en 1939 y reunió a algunos artistas —mayoritariamente académicos— quienes poco antes habían participado en el Primer Salón de Independientes (Lima, 1937). El indigenismo pictórico tuvo auge en el Perú entre las décadas de veinte y cuarenta. Se inserta en un movimiento más amplio dentro de la sociedad peruana: la redefinición de la identidad nacional en función de componentes autóctonos. Si bien en determinados momentos estuvo abocado a la revaloración de “lo indígena” y de un pasado incaico, considerado glorioso, también asumió la defensa de una identidad mestiza como integración de “lo nativo” y “lo hispánico”. El principal ideólogo y líder indiscutido del indigenismo en las artes plásticas fue José Sabogal (1888-1956), para cuyo profundo sentido de “lo raigal” influyeron decisivamente las tendencias regionalistas en el arte de España (Ignacio Zuloaga [1870−1945], entre otros) y en la Argentina (Jorge Bermúdez [1883−1926], por mencionar uno); países en lo que Sabogal pasó largos años formativos. Al volver al Perú, a finales de 1918, se instaló en el Cusco, donde pintó cerca de cuarenta óleos sobre personajes y vistas de esta ciudad, luego exhibidos en Lima (1919). Tal exposición se considera como el inicio formal del indigenismo pictórico en el Perú. Su segunda muestra individual limeña fue en las salas del Casino Español (1921), y con ella consolidó su prestigio. En 1920, Sabogal se integró a la plana docente de la nueva Escuela Nacional de Bellas Artes hasta asumir su dirección (1932−43). Allí formó a un grupo de pintores que se adhieren al movimiento indigenista: Julia Codesido, Alicia Bustamante (1905−68), Teresa Carvallo (1895−1988), Enrique Camino Brent (1909−60) y Camilo Blas (1903−85).
Hacia mediados de la década de treinta, sin embargo, se articuló una fuerte oposición contra dicha tendencia, percibida como oficial y excluyente, hasta la subrogación de Sabogal de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1943. Este documento da cuenta de la postura de sectores conservadores que aprobaban su destitución, proponiendo la reorganización de la escuela. A su vez, los partidarios del indigenismo promovieron un movimiento de adhesión al pintor, representado en otros documentos incluidos en este proyecto.
Se trata de “José Sabogal y la Escuela Nacional de Bellas Artes” de José Eulogio Garrido; “La Escuela Nacional de Bellas Artes” y “La dirección de la Escuela Nacional de Bellas Artes”, ambos son cartas firmadas por destacados intelectuales peruanos; “Homenaje a José Sabogal” con discursos de José Gálvez y del mismo Sabogal; y “Presencia del Perú en la nueva pintura” de Guillermo Rouillón.
[Hay un buen número de textos sobre el pintor en el archivo digital ICAA, de los cuales destacamos los del propio Sabogal: “Arquitectura peruana: la casona arequipeña (doc. no. 1173340); “La cúpula en América” (doc. no. 1125912); “Mariano Florez, artista burilador de "mates" peruanos, murió en Huancayo: José Sabogal su admirador y amigo, le rinde homenaje” (doc. no. 1136695); “Los mates burilados y las estampas del pintor criollo Pancho Fierro” (doc. no. 1173400); “Los 'mates' y el yaraví” (doc. no. 1126008); “La pintura mexicana moderna” (doc. no. 1051636); y “Sala de arte popular peruano en el Museo de la Cultura : selecciones de arte” (doc. no. 1173418)].