Importante entrevista del escritor y crítico de arte peruano José Chioino, bajo el pseudónimo de “Juan de Ega”, al fundador del indigenismo pictórico peruano, José Sabogal, a propósito de su experiencia en México, país de donde regresaba tras varios meses de estudio. El indigenismo pictórico tuvo auge en el Perú entre las décadas de los veinte y los cuarenta. Se inserta en un movimiento más amplio dentro de la sociedad peruana: la redefinición de la identidad nacional en función de componentes autóctonos. Si bien en determinados momentos estuvo abocado a la revaloración de “lo indígena” y de un pasado incaico, considerado glorioso, también asumió la defensa de una identidad mestiza como integración de “lo nativo” y “lo hispánico”. El principal ideólogo y líder indiscutido del indigenismo en las artes plásticas fue José Sabogal (1888-1956), para cuyo profundo sentido de “lo raigal” influyeron decisivamente las tendencias regionalistas en el arte de España (Ignacio Zuloaga [1870-1945], entre otros) y en la Argentina (Jorge Bermúdez [1883-1926], por mencionar uno); países en lo que Sabogal pasó largos años formativos. Al volver al Perú, a finales de 1918, se instaló en el Cusco, donde pintó cerca de cuarenta óleos sobre personajes y vistas de esta ciudad, luego exhibidos en Lima (1919). Tal exposición se considera como el inicio formal del indigenismo pictórico en el Perú. Su segunda muestra individual limeña fue en las salas del Casino Español (1921), y con ella consolidó su prestigio. En 1920, Sabogal se integró a la plana docente de la nueva Escuela Nacional de Bellas Artes hasta asumir su dirección (1932-43). Allí formó a un grupo de pintores que se adhieren al movimiento indigenista: Julia Codesido, Alicia Bustamante (1905-68), Teresa Carvallo (1895-1988), Enrique Camino Brent (1909-60) y Camilo Blas (1903-85). En 1923, Sabogal realizó un viaje de seis meses a México para compenetrarse con las transformaciones artísticas de ese país ocurridas, incluso en las artes plásticas, tras el estallido de la Revolución (1910-21). Permaneció sobre todo en Ciudad de México y en Guadalajara, visitando museos y frecuentando a los principales artistas de la llamada Escuela Mexicana (Rivera, Orozco y Siqueiros). Su persona y su obra fueron bien recibidas, llegando a vender cuadros al museo y al ayuntamiento de Guadalajara, además de generar cierta influencia en el desarrollo local del xilograbado. Tal experiencia fue profundizando en él tanto el interés por la plástica popular como la expresión mural como las identificaciones nacionalistas. [Hay un buen número de textos sobre el pintor en el archivo digital ICAA, de los cuales destacamos los del propio Sabogal: “Arquitectura peruana: la casona arequipeña (doc. no. 1173340); “La cúpula en América” (doc. no. 1125912); “Mariano Florez, artista burilador de "mates" peruanos, murió en Huancayo: José Sabogal su admirador y amigo, le rinde homenaje” (doc. no. 1136695); “Los mates burilados y las estampas del pintor criollo Pancho Fierro” (doc. no. 1173400); “Los 'mates' y el yaraví” (doc. no. 1126008); “La pintura mexicana moderna” (doc. no. 1051636); y “Sala de arte popular peruano en el Museo de la Cultura : selecciones de arte” (doc. no. 1173418)].