En el texto se leen los destaques de la II Bienal de São Paulo, realizada en diciembre de 1953 en el recién inaugurado Parque do Ibirapuera con objeto de conmemorar el cuarto centenario de la Ciudad de São Paulo. Se trata de un momento formativo donde se consolida su importancia en el escenario mundial; llevando esto a que cierta crítica se jactara del evento como superior al veneciano. Para la mayoría de los observadores nacionales, era oportuno sugerir su reforma. La muestra se celebró bajo el título de “La bienal de Guernica”, debido a la presencia en Brasil de la obra monumental de Pablo Picasso. En esta bienal se mostraron obras de Marcel Duchamp, del escultor rumano Constantin Brancusi, del pintor de naturalezas muertas y grabador Giorgio Morandi junto con trabajos del futurismo italiano, entre otros artistas de renombre.
Los premiados del evento de 1953 —Alfredo Volpi (1896–1988), Di Cavalcanti (1897–1976) y Bruno Giorgi (1905–93)— representan tendencias que giran en torno a movimientos donde el arte de cuño figurativo se cuestiona. En el caso del primero, Volpi, se trata de un artista autodidacta de algún modo cercano a la estética modernista donde se incorporan formas geométricas y expresionistas en sus diferentes fases. Inicialmente participó del Grupo Santa Helena, cuya espontaneidad jamás adhirió a ninguna estética determinada. Emiliano Augusto Cavalcanti de Albuquerque Melo, mejor conocido como Di Cavalcanti, procuró que su pintura produjera un cierto arte de índole brasileña ajena a influencias extranjeras. A su vez, y debido a su origen ítalo-brasileño, Bruno Giorgi pasó la mayor parte de su vida en Europa. A su regreso, se involucró con el Grupo Santa Helena. En la época de la bienal, su obra se centraba en reunir ritmo, forma y movimiento en un conjunto armónico de líneas curvas y formas angulares.
El sistema de premiación implementado desde entonces acaba durante la XVI Bienal, realizada en 1981. Era un sistema altamente polémico en el que la academia se entrometía en las decisiones, circulando opiniones entre el jurado y los premiados, los no-premiados y el público conocedor, según testimonian los periódicos de la época.
Además de haber sido uno de los curadores de la Primera Bienal de São Paulo (1951), el crítico de arte, historiador y curador Walter Zanini (1925?2013) fue el primer director del Museu de Arte Contemporânea (vinculado a la USP), cargo que ocupó de 1963 a 1978, donde se destacó por incentivar la producción de nuevos artistas así como de aquellas manifestaciones artísticas que eran marginalizadas: desde propuestas tecnológicas al arte conceptual, pasando por el uso de los multimedios a través de poéticas visuales. Fue también profesor de la ECA-USP (Escola de Comunicações e Artes da Universidade de São Paulo).
Siendo una realización directa del Museu de Arte Moderna de São Paulo, la bienal inicial tuvo como director artístico a Lourival Gomes Machado en 1951. Véase al respecto “Apresentação” [archivo digital ICAA (doc. no. 1110834)] y una “Carta a Yolanda Penteado (8 de marzo de 1951)”, una de las grandes coordinadoras del evento paulistano (doc. no. 1110824). En el caso específico del profesor Zanini, hay su “Introduction” a la mencionada XVI Bienal de 1981 (doc. no. 1111291), donde se pone de relieve nuevas tecnologías y tendencias. En una entrevista-testimonio, “entrevista-depoimento” (doc. no. 1111244), Zanini estipula su rol de estímulo que tuvo para todas aquellas manifestaciones artísticas derivadas de los nuevos medios de comunicación durante su gestión en la dirección del MAC-USP.