La primera bienal paulistana fue una realización directa del Museu da Arte Moderna de São Paulo (MAM-SP), creado en 1948 por el empresario y mecenas Francisco Matarazzo Sobrinho (popularmente conocido como “Ciccillo” Matarazzo). La muestra tuvo como director artístico al joven crítico de arte Lourival Gomes Machado, en la época a cargo de la dirección del MAM-SP. Tuvo lugar en el salón expresamente construido para esos efectos en el pabellón Trianon, en la Avenida Paulista, precisamente en el mismo local donde hoy se localiza el MASP (Museu de Arte de São Paulo). Se expusieron cerca de 1800 obras oriundas de veinte países, en las cuales predominó la tendencia a la abstracción. A nivel nacional, cuatro premios principales se distribuyeron en las áreas de cartel (Antonio Maluf), de pintura (Danilo di Prete), de grabado (Oswaldo Goeldi) y de escultura (Victor Brecheret). Hubo, además, la premiación para adquirir once obras, incluso dos proyectos arquitectónicos fueron galardonados. Los artistas extranjeros que se premiaron fueron el italiano Giuseppe Viviani (grabado), el suizo Max Bill (escultura) y el francés Roger Chastel (pintura).
Una de las mayores polémicas la desató, en esta versión inicial del evento paulistano, el rechazo del jurado de la participación del artista brasileño Abraham Palatnik, debido a que su obra Aparelho cinecromático (1949?51)no encajaba en ninguna de las categorías plásticas asignadas. Finalmente se la aceptó fuera de la vista del público, llegando a recibir una mención del jurado internacional encabezado por el argentino Jorge Romero Brest, aunque no figurara en el catálogo de la muestra. El episodio trajo a la luz pública el carácter amateur de la primera bienal. La unanimidad general del jurado se la llevó la obra Dreiteilige Einheit [Unidad Tripartita] de Max Bill, al mismo tiempo que hubo una reacción adversa en los periódicos de la época por la premiación del óleo sobre tela Limões [Limones] de Danilo di Prete. La decepción general en pintura era por el hecho de no ver premiados a los nombres reconocidos (Lasar Segall, Candido Portinari y Emiliano Di Cavalcanti). Además, el valor pictórico de Limões era limitado y, para el nacionalismo brasileño, su autor italiano.