En esta entrevista, el profesor Walter Zanini estipula su rol de estímulo para todas aquellas manifestaciones artísticas derivadas de los nuevos medios, durante su gestión en la dirección del MAC-USP (Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo). Aún en épocas de autoritarismo y censura provocadas por la dictadura militar (1964?85), en su opinión, el museo era un espacio de libertad donde las propuestas experimentales con los nuevos medios hicieron mella. Relata —en su largo testimonio— los inicios del vídeo arte en el Brasil de 1974, con la llegada de Gerald Minkoff, Jean Otth y Fred Forest para el espacio planificado por el filósofo checo Vilém Flusser en la Bienal de São Paulo (1973). Zanini añade que fueron creados ciertos núcleos, tanto en São Paulo como en Río de Janeiro, para la participación en el evento propuesto por la University of Pennsylvania; infelizmente, sólo el grupo de Río consiguió realizar vídeos para la muestra, mientras que el paulista pudo realizar proyectos de ese tipo posteriormente con la adquisición de equipo ad hoc del MAC-USP. El entrevistado cita eventos organizados durante su gestión, y los artistas que actuaron en vídeos y multimedios, reconociendo algunos resultados gratificantes, a pesar de la precariedad de recursos. Tomando en cuenta el clima opresivo de los años setenta en Brasil, recuerda que los nuevos medios se convirtieron en estrategia cultural bajo esas condiciones. Pone el dedo en la llaga del retro-arte del posmodernismo; o sea, el interés que se vuelca, de nuevo, hacia la pintura y la escultura, trayendo a flote la paradoja de una sociedad posindustrial que subestima los medios de información que se ponen al servicio de la cultura creativa. A su juicio, el MAC-USP gestó un espacio-foro al lado de áreas tradicionales de tipo contemplativo; el cual acabó siendo conocido por su estilo irreverente, agresivo y abierto a las experiencias. Entonces se producía un arte de crisis, con happenings y muestras embreñadas en lo colectivo y la expresión anónima. Zanini está convencido de que será difícil reconstruir la historia del museo a su cargo de aquella época, una vez que ni críticos ni tampoco periodistas se involucraron o comentaron las propuestas desafiantes de la institución.