Frederico Morais escribe su crítica en torno a la muestra de Maria do Carmo Secco presentada en la Galería Guignard, en Belo Horizonte. Curiosamente, el autor alude a la visión masculina que pone al desnudo el cuerpo femenino; observando que la artista se vale del mismo principio, pero para poner en tela de juicio dicha perspectiva. Es por ello que Secco plantea una pintura que choca, valiéndose de colores desagradables y crudos. La sobreexposición de la mujer surge debido a la deformación y fragmentación de la figura. Todo sucede en el plano, en la superficie, en la discontinuidad, partiéndose de procesos de percepción comunes a la comunicación de masas. A su vez, la falta de continuidad del espacio sugiere un montaje cinematográfico o televisivo; más aún, plantea el fraccionamiento de las historietas en cuadros. Morais percibe un equilibrio entre formas y contenidos, entre significado y significante. La objetividad del lenguaje viene a ampliar el contenido semántico de su pintura. A su juicio, el cuestionamiento radica en el gran condicionamiento del hombre moderno en el seno de la cultura masiva; sin darle ninguna importancia al hecho de si las referencias plásticas de la artista son el Nuevo Realismo o el arte Pop, Morais destaca, en cambio, su adhesión a la realidad de su época.

Frederico [de] Morais (n. 1936) es una de las personalidades marcantes de la crítica de arte en el Brasil. Inicia sus actividades críticas, inicialmente vinculado al cine en Belo Horizonte, con materias culturales en varios periódicos de esa ciudad, desde entonces adoptando una actitud en defensa de las manifestaciones no convencionales del arte y el cuño experimental de las vanguardias. Hacia 1967 se muda a Río de Janeiro, donde, como periodista, fue crítico de arte durante años, tanto en el Diário de Notícias como en O Globo, ambas en Río de Janeiro. Fue uno de los críticos “comprometidos” más actuantes en las décadas de los sesenta y setenta, habiendo apoyado diversos movimientos y exposiciones de vanguardia de aquella época, además de fungir como curador en ellas. 

Nacida en el estado de São Paulo (Riberão Preto), Maria do Carmo Secco se traslada para su formación a Río de Janeiro donde trabajará bajo la supervisión del maestro y pintor Ivan Serpa, el creador del Grupo Frente, uno de los puntales de la vanguardia pictórica brasileña de los años cincuenta. Con él estudió en la Escola Nacional de Belas Artes, anexa al Museu de Arte Moderna. Es participante de las muestras donde se presentan en Brasil las nuevas figuraciones de la década de los sesenta: Propostas 65, en São Paulo; Vanguarda Brasileira, en Belo Horizonte; Opinião 66 y Nova Objetividade Brasileira (1967), ambas en Río de Janeiro.

En relación al maestro de Secco, puede consultar el texto “Ivan Serpa: "o artista já não pode fechar-se em si mesmo"” —[doc. no. 1110374]— escrito por Ferreira Gullar.

La muestra Proposta 65 desencadenó todo tipo de enfoques. Uno de ellos fue el escrito por el teórico concretista Waldemar Cordeiro “Todos atentos” [doc. no. 1090623]; el otro, un ensayo elaborado por Mário Schenberg titulado “O ponto alto” [doc. no. 1090461].

En lo referente a la muestra Opinião 66, vea el análisis neoconcreto de Morais sobre la muestra en el MAM-Río “A Opinião Brasileira de 66” [doc. no. 1110550]; así como también lo escrito por la crítica de arte y curadora francesa Cérés Franco en “Opinião 66” [doc. no. 1110375].