En “El arte clásico de Eduardo Ramírez Villamizar” (1922–2004), el crítico polaco radicado en Colombia, Casimiro Eiger se refiere a la obra abstracta de Ramírez Villamizar como siendo de cuño autorreferencial, por estar ligada a la forma y a las características materiales de la pintura y de los objetos. Este texto es muy importante, dentro de la bibliografía sobre este artista, pues pasados más de cincuenta años de su publicación, esa idea indicada de abstracción en Ramírez Villamizar se mantiene vigente en algunos espacios. Eiger define a Ramírez Villamizar como artista en busca de una verdad absoluta; el cual, por medio de la abstracción, logra crear espacios pictóricos ajenos a cualquier referencia que no sea el campo artístico. Se lo presenta como artista clásico, pues, por medio de un consciente y racional uso de los materiales del arte, el escultor logra desligar su trabajo de cualquiera de “las creaciones de la naturaleza”". En opinión de Eiger, Ramírez logra controlar de manera especial los límites de sus obras, manteniendo su propuesta plástica dentro del marco de la obra de arte; así, sin “pretensiones de alcanzar la inmensidad trascendental del mundo”.
Esta posición de Eiger puede ser rebatida. Algunos textos del propio escultor tales como “Homenaje a los Artífices Precolombinos” (doc. no. 1092011); “La Catedral y el Arzopispo”(doc. no. 1097821); o bien la entrevista “El sueño del orden” incluida en Así Hablan los Artistas (doc. no. 1092041) traen a colación cómo la vida y obra de Ramírez Villamizar fueron directamente influenciados por temas medulares: la religión católica, la estética precolombina o la situación de violencia política en Colombia. Si era referencial, su tipo de abstracción siempre se vio influenciado por hechos, eventos, y gustos particulares tanto de la vida del artista como de su país.
En 1953, Ramírez Villamizar pintó su obra Copa Azul;probablemente la primera pintura hecha en Colombia donde la abstracción geométrica domina el espacio. Desde ese momento, el escultor inicia su etapa como uno de los pioneros y máximos representantes de la abstracción en su país. Textos tales como “El Arte Clásico de Eduardo Ramírez Villamizar” de Eiger, junto con“Un Poder Ordenador” (doc. no. 1093674) de Marta Traba y “El Arte Absoluto” (doc. no. 1093770) de Walter Engel publicados entre 1956 y 1964, todos ellos empiezan a definir lo que es la abstracción Se destaca el trabajo de Ramírez dentro de ella y la manera en que debía ser comprendida dentro de la esfera artística local e internacional.